Devocional Familiar:
Leer Exodo 15, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Galatas 4:4-5
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
La redención
El día de hoy, estaremos viendo el tema de la redención. Nuestro texto dice que Dios el Padre envió a su Hijo con la meta de redimir a los que estaban bajo la ley. Para entender la obra redentora de nuestro salvador, tenemos que entender de qué nos redimió.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley. En la antigüedad, la redención era un concepto muy importante en la historia de Israel. La palabra redención significa comprar o adquirir alguien de la esclavitud. Cuando Israel estaba viviendo en esclavitud física en Egipto, Dios redimió a su pueblo al mandar 10 plagas, partir el mar rojo y ahogar el ejército de faraón en el mar. La redención habla de lo que Dios hizo para sacar a su pueblo de Egipto.
En un sentido paralelo, todos los que vivían bajo la ley vivían en esclavitud. No vivían en esclavitud porque la ley era mala, sino porque la ley les revelaba la esclavitud espiritual del pecado. Por eso Gálatas 3 nos habla de como “los que dependen de la ley están bajo maldición” (Gálatas 3:10).
¿Cómo podía Dios redimir al hombre de la esclavitud del pecado?
Primero, vemos en este pasaje que el Padre tuvo que enviar al Hijo. Es decir, el hombre no se puede redimir a sí mismo. Dios es el que tiene que redimir, y esto nos habla de la divinidad de Cristo.
Segundo, vemos que el Hijo tuvo que nacer de mujer. Es decir, el hombre necesita un sustituto que pueda tomar su lugar. El hecho que el Hijo naciera de mujer nos habla de la humanidad de Cristo.
Tercero, vemos que el Hijo tuvo que nacer bajo la ley. En otras palabras, para lograr rescatar a los que vivían bajo la maldición de la ley, el Hijo de Dios tiene que vivir bajo la misma ley.
Nosotros sabemos que Jesucristo, siendo hombre, vivió bajo la ley y que fue tentado en todo, pero sin pecado. Entonces vemos que Cristo pudo redimirnos por un lado porque en su humanidad fue nuestro sustituto.
Sin embargo, ¿cómo pudo un solo hombre redimir a una gran multitud innumerable de la maldición del pecado, lo cual es la ira infinita de Dios el Padre? Lo pudo hacer porque Jesucristo es más que hombre; es Dios. Así que amado hermano o hermana, recuerda que tu Dios vino para redimirte de la maldición del pecado y que ahora le perteneces.
Desafio y Aplicación
Cristo vino para redimirnos del maldición del pecado. Ahora ya no somos esclavos del pecado, sino esclavos de Cristo. La consecuencia de esta realidad es la siguiente:
22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna (Romanos 6:22).
El fruto de nuestra redención del pecado es la santificación y el fin de nuestra redención es la vida eterna.
¿Estás viviendo hoy como si fueras esclavo de Cristo? ¿Estás viviendo como si le pertenecieras? Si hay alguna área de tu vida en la que no te estás sometiendo al señorío de Cristo, confiésaselo a Dios y luego a algún hermano (o hermana). Pídele a tu hermano que ore por tu santificación.