Devocional Familiar:
Leer Exodo 13, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Galatas 4:1-3
Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; 2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre. 3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
Recordemos nuestra esclavitud
Recordemos el contexto de estos versículos. En el capítulo 3, Pablo habla de la ley como algo que encierra “todo bajo el pecado” (3:22). Pablo dice que la ley es incapaz de impartir vida. Dado que la ley es incapaz de salvar, su propósito es el de un “ayo” o tutor. Para la cultura romana, un tutor servía al menos tres propósitos paralelos con la ley. Primero, como un tutor le enseñaba explícitamente la moralidad a un niño, así la ley enseña explícitamente lo que es bueno y lo que es malo. Segundo, así como la presencia constante de un tutor servía para restringir el mal comportamiento de un niño, así la ley servía para restringir el pecado. Tercero, así como el tutor era un siervo del padre, así la ley funcionaba como un siervo de Dios. En última instancia, el propósito del tutor era el de preparar al niño para vivir en libertad como un adulto con la herencia de su padre. Sin embargo, la presencia del tutor era una clase de esclavitud para el hijo.
Al hablar de le ley como un tutor, Pablo usa una metáfora judía. Sin embargo, Pablo también les aplica el mismo principio de esclavitud a los gentiles. Por lo tanto, el versículo 3 habla de como los cristianos gentiles también estaban “en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.” Pablo establece que todo cristiano, tanto el judío como el gentil, era esclavo del pecado antes convertirse en heredero.
En el éxodo cuando el pueblo de Dios salió de Egipto, muchas veces se olvidaban de que estaban profundamente oprimidos y esclavizados en Egipto. Por lo tanto, había ocasiones en las que sentían la tentación de volver a Egipto. Aun en los momentos en los que Dios proveía milagrosamente para sus necesidades mediante el maná y aun con la promesa de una tierra superior en la que fluía leche y miel, el pueblo de Dios quería volver a comer la carne de Egipto. Sin embargo, en esos momentos se olvidaba de que la carne de Egipto venía con la esclavitud opresora de faraón.
En estos tres versículos, Pablo enfatiza que antes de recibir la herencia de libertad en Cristo, todos vivíamos bajo la esclavitud opresora del pecado. Así como el pueblo de Dios se olvidó de su esclavitud al recordar los deleites pasajeros del Egipto, así también nosotros tenemos la tentación de olvidarnos de la opresión terrible que viene al vivir saciando la carne con los deleites pasajeros del pecado.
Desafio y Aplicación
Ahora que Cristo te ha salvado de la esclavitud opresora del pecado, recuerda que los deleites de nuestra herencia en Cristo son infinitamente mejores que los deleites pasajeros del pecado. ¿Hay un pecado específico de tu esclavitud anterior que te está tentando? No te olvides que Dios provee todos los días para saciar nuestra necesidad espiritual, y un día esteramos con nuestro Dios, en cuya presencia hay “plenitud de gozo” y “delicias a su diestra para siempre” (Salmo 16:11). ¿Hoy vas a recibir la palabra de Dios para saciar tu hambre espiritual, o vas a volver a la esclavitud opresora del pecado? Te desafío a pasar todo el día meditando en y saciándote de un porción la palabra de Dios.