Devocional Familiar:
Leer Levítico 20, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Juan 11:28-37
“28Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. 29Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. 30Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. 31Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. 32María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. 33Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. 35Jesús lloró. 36Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. 37Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?
Todo tiene un propósito
Maria, la hermana de Lázaro cuando se enteró que Jesús estaba cerca también fue corriendo hacia Él y le hizo los mismos reclamos que Marta le había hecho. Que Lázaro estaría con vida si Jesús hubiera llegado antes. Detrás de Maria venían todos los judíos que estaban consolando a las hermanas de Lázaro. Jesús al ver como María y todos los judíos lloraban por la muerte de Lázaro, Dios en su naturaleza humana, se estremeció en el espíritu y también lloró. Muchos comentaban asombrados de como Jesús se lamentaba de la muerte de Lázaro y se dieron cuenta de lo mucho que Él amaba a su amigo. Luego se preguntaban porque no le salvó la vida a su amigo cuando Él se pasaba haciendo milagros por otros.
Que manía de cuestionar todo, en especial las cosas que Dios hace por nosotros. Dios en su naturaleza humana, sentía los mismos dolores del cuerpo y de las emociones como tú y yo. Claramente Él amaba su amigo y también sufrió por él, como nos ilustra el versículo más corto de la biblia, “Jesús lloró.” (Juan 11:35). Pero el propósito de esta historia era otro, no era para lamentar una muerte de un amado, sino para Glorificar a Dios con un milagro. Para que vieran y creyeran que Jesús era Cristo. Dios hecho carne era el Mesías tan esperado.
Maria y Marta le reclamaron, los judíos lo cuestionaron, impacientemente todos le juzgaron. Cuando Él solo venía con el propósito de darle la vida a su amigo, una ilustración que luego de dos mil años aún podemos entender que todo era para apuntar a nuestro gran evangelio. Debemos tratar de ser más pacientes y lentos para juzgar. Debemos confiar más en nuestro Dios que tiene el control de todo, ya que nada es para mal, sino todo obra para bien.
Desafio y Aplicación
Meditemos en estos versículos: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” (Romanos 8:28) y “El Señor cumplirá en mí su propósito.” (Salmos 138:8a)