Devocional Familiar:
Leer Levítico 18, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Juan 11:13-16
13Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. 16Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
La vida eterna
Jesús ya sabía que su amigo amado había muerto cuando les dijo a sus discípulos en los versículos anteriores, “nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle”. Sus discípulos realmente pensaban que Lázaro en realidad solo estaba descasado, pero Jesús le reafirma que su amigo había muerto y que él se alegraba de que aún no estaban allí presentes, para que cuando llegaran, creyeran que Jesús es el Cristo.
Aún en la muerte, Dios puede rescatarnos, ya que para Él nada es imposible. ¿No estábamos nosotros muertos en Espíritu? Caminado sin vida en este mundo. Gloria a Dios por rescatarnos y darnos una nueva vida. Lázaro murió para que Jesús pudiera darle gloria a Dios devolviéndole la vida. En esos días Jesús recurría a hacer este tipo de milagro para que creyeran en El. Pero ya Cristo murió por nosotros, librándonos del pecado si creemos en Él. Ahora el milagro es otro, uno espiritual, uno mejor. Ahora podemos ser nuevas criaturas espirituales y es un milagro que ocurre cada vez que alguien se arrepiente por sus pecados y le entrega su vida a Dios. Ahora podemos vencer la muerte como Jesús con su promesa de vida eterna.
Solo escuchamos en los medios sobre muerte y las enfermedades. Pero no importa la circunstancia de nuestra partida, ya sea pronto o lejana, porque tenemos una promesa. Una promesa que no será rota, porque viene de Dios mismo. Si tenemos la vida eterna garantizada, al poner nuestra fe en Cristo y si nos enfocamos en alcanzar la santidad durante nuestro tiempo en la tierra, ¿a qué le tememos entonces? Que mejor que estar con nuestro Salvador, frente a frente, eternamente, en un estado de paz y amor en su pura esencia.
Desafio y Aplicación
Es fácil perder el enfoque entre tanto caos mundano, pero nosotros somos criaturas espirituales. No dejemos que la carne nos quite la paz. Estemos alegre como Jesús, porque nuestras vidas van a glorificar a Dios como lo fue la vida de Lázaro en aquel momento. Les comparto este versículo para animarlos: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. (Filipenses 1:21) Vivamos para Cristo realmente, porque nuestra esperanza no es muerte, sino la vida eterna.