Devocional Familiar:
Leer Números 24, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 1 Tesalonicenses 5:4-5
“Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.”
Somos la luz de esta tierra
Pablo refriéndose al día de Nuestro Señor, les dice a los tesalonicenses que no se preocupen, porque ellos ya son de la luz y no de la oscuridad. Le escribe a la iglesia de tesalónica que no se deben de sorprender, porque ya están preparados para el regreso de Cristo. Ya que ellos han sido fieles en las enseñanzas que Pablo les ha predicado. Ellos estaban expectantes a la venida del Señor y deseosos de verlo cara a cara y sin temor.
Reflexionemos en como el apóstol Mateo nos explica esto: “Ustedes son la luz del mundo”, “Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos”. (Mateo 5:14a, 16 NBLA)
Realmente todos los que somos de Cristo, somos la luz de esta tierra. Vivimos en la búsqueda de la santidad en nuestra preparación para Su regreso. Por eso, Pablo nos dice que el Día de Nuestro Señor no nos debe sorprender, porque nosotros sabemos que esa es nuestra esperanza. Por eso debemos meditar en la Palabra y día y noche, para nutrir nuestra alma del sustento espiritual que nos prepara para la vida eterna. Haciendo todo esto, con intenciones puras, maduramos espiritualmente en nuestro interior y algo hermoso sucede en nuestro exterior. Nos convertimos en ese faro que proyecta la luz de Cristo para la Gloria de Dios. Así como los barcos son guiados por los faros en la oscuridad para evitar un desastre cuando están llegando a su destino final. Igual que un faro, nosotros también debemos guiar a todos los que están en las tinieblas y confiar en la voluntad de Dios. Lo hacemos con esa luz que proviene de Cristo que se refleja en nuestras vidas. Por esa razón debemos siempre ser firmes en la Palabra y aplicarla a la forma que vivimos nuestra vida en la tierra.
Desafio y Aplicación
Fuimos creados a la imagen de Dios y nosotros debemos ser un reflejo de la vida de Cristo. Te invito a que medites en este versículo que Pablo les escribió a los hermanos de Corintios. “Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.” (2 Corintios 3:18 DHH) Desea esto con todo tu corazón y el Espíritu Santo continuará la obra que comenzó en ti para tu crecimiento espiritual.