Devocional Familiar:
Leer Job 26, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Apocalipsis 3:8
“Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre”.
La fidelidad del creyente
Jesús reconoce que la iglesia de Filadelfia ha guardado su palabra, Él dice: Ustedes han guardado mi palabra, esto significa; que se han mantenido en fe, creyendo, practicando y viviendo lo enseñado. No se han avergonzado de la Palabra de Dios. Esto era muy difícil debido al tiempo de persecución por el que estaban pasando; ya vimos que en las otras iglesias que no lo estaban viviendo, por el contrario, estaban dando falsas enseñanzas, dando doctrina de hombres, mas no las enseñanzas de Cristo. Pero esta iglesia estaba guardando su Palabra, en obediencia a Dios. Juan 6:63, dice: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Sólo las palabras de Jesús tienen el poder de transformar nuestras vidas y dar poder para salvación, ellas dan vida eterna. Vivir la Palabra de Dios es evidencia de un creyente verdadero, en Juan 17:6, Jesús dice: ”...han guardado tu palabra”, esto refiriéndose a sus hijos, sus escogidos; sabemos que nuestra obediencia no es perfecta porque seguimos siendo pecadores; pero el anhelo de nuestro corazón como creyentes es hacer lo posible para vivir conforme a lo que Dios nos dice en su Palabra, Él cambia nuestros deseos y nos va santificando día a día.
Cuando tenemos el anhelo de vivir lo que vamos aprendiendo de Su Palabra, podemos ver la obra de Dios en nuestras vidas, pues ese anhelo es motivado por el amor a Cristo, el cual a su vez es motivado por el poder que mora en nosotros, que es el Espíritu Santo. Juan 14 :23-24 dice: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”. Así que, la obediencia, no debe de brotar de una obligación, sino que más bien debe de brotar de nuestro amor a Cristo. Así como Él nos amó a nosotros primero.
Al final del versículo vemos que Jesús les dice, “... y no has negado mi nombre”, los cristianos de Filadelfia se han mantenido fieles a reconocer a Jesús como Señor, aun cuando estaban siendo perseguidos por el gobierno romano. Se habían mantenido fieles a las palabras y al señorío de Cristo en sus vidas, aún ante la muerte. Así mismo vemos en este texto que Jesús dice: “...porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra”, ¿qué quiere decir esto?, la Iglesia de Sardis tenía gran fama, pero en realidad estaba muerta, tal vez la iglesia de Filadelfia era muy pequeña, pero aún a pesar de eso, dependían de Jesús, Él es el que les abre las puertas, esta iglesia tenía vida, porque, ¡Jesús estaba presente! Que interesante que muchas veces los cristianos queremos buscar el renombre y la fama en los medios humanos, tal y como ser reconocidos e impactar al mundo, obtener peso en la cultura de una ciudad, buscar la gloria de este mundo, lejos de nuestra dependencia en Jesús. Dios decidió abrir puertas para la iglesia de Filadelfia, y esto no fue por la gran fuerza ni por el gran poder de esta iglesia; sino por su gran dependencia de Dios. Pablo dice en 2 a los Corintios 12:7-10, que Jesús le dijo: “...Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
Desafio y Aplicación
Hermanos a veces pensamos que lo que necesitamos es poder, ser reconocidos por todos, ser influencia en otros. Dios no necesita ni tu poder ni tu influencia, ni tus contactos a los que puedes usar, Él necesita tu labor, glorificando su nombre, Dios es el que te abre estas puertas para que las uses sin importar cuán pequeño seas ante los ojos del mundo. Si piensas que no te puede usar, mira 1 a los Corintios 1:26-29, Jesús nos escoge siendo nosotros débiles para que Él sea glorificado. En 2 a los Corintios 12:9, dice: “...mi poder se perfecciona en la debilidad”. Esta Iglesia tenía poco poder, pero Dios la usó para su gloria. Así mismo, aunque no tengamos nada que ofrecer o mucho que dar lo que necesitamos es ser fiel y que puedas usar los dones que Él te ha dado para edificación de Su iglesia. Su obra nunca cesará, su voluntad será cumplida para siempre.