Devocional Familiar:
Leer Job 23, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Apocalipsis 3:5
“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”.
La mejor ropa del mundo
El fin de la carta a la iglesia de Sardis tiene dos promesas para animar a la iglesia. La primera dice, “El que venciere será vestido de vestiduras blancas”. Primero tenemos que entender que significa la frase “el que venciere”. Algunos van a usar este versículo diciendo que para recibir las vestiduras uno tiene que ser fuerte y mantenerse bien, pero tenemos que entender este versículo en contexto del resto de la Biblia. Es muy claro que Dios promete victoria a todos los cristianos, dice en Filipenses 3:1, “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” (RVR60), también dice en 1 Corintios 15:57, “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Nuestra esperanza para victoria no viene de nuestra propia valentía pero por la muerte y resurrección de Cristo.
En este pasaje a los que tienen victoria Dios promete que serán vestidos de vestiduras blancas. La victoria que viene a través de la obra de Jesús en la cruz es la misma que proviene de las vestiduras blancas. La imagen de una vestidura blanca refleja la limpieza y santificación total que el Cristiano recibe por el perdón y redención de Cristo. Dice en 2 Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. Este versículo nos enseña que no solo Cristo recibe nuestros pecados pero también nosotros recibimos la justicia de Dios en nosotros. Dios nos ve tan limpios y santos como Jesús.
Desafio y Aplicación
Lo difícil de estas promesas es que sabemos que Dios nos ha limpiado y nos ha dado la victoria, pero muchas veces no lo vemos reflejado en nuestra vida diaria. Vivimos en una etapa en que estamos esperando el cumplimiento final de estas promesas. Primero, debemos recordar que aunque el proceso es lento, Dios está trabajando en nuestras vidas para hacernos cada día más y más como Cristo. Está usando las presiones y dificultades de la vida para enseñarnos nuestro pecado para que podamos ser más santos. Segundo, podemos ser animados en saber que el fin de la historia ya está escrito, un día Dios nos va a llamar vencedores porque hemos seguido fiel hasta el fin y nos va a vestir en vestiduras blancas porque tenemos la perfecta justicia de Dios en nosotros.