Devocional Familiar:
Leer Job 22, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Apocalipsis 3:3-4
“Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus vestiduras, y andarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos”.
Vestiduras sin mancha
Esta semana estamos viendo la carta a la iglesia de Sardis. La iglesia de Sardis se encuentra en gran desorden. Jesús les ha dado una advertencia: “si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”. Jesús les recuerda de su juicio y que un día tendrán que dar cuenta por sus vidas. Pero aun con todos esos problemas vemos una palabra de ánimo en el versículo 4, donde dice, “Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus vestiduras.” (RVR60). La iglesia tiene algunos miembros que han cuidado tanto sus vidas, que las han logrado mantener sin mancha. La imagen aquí es quizás de alguien que está atravesando una carretera lodosa y mal cuidada, donde hay muchos huecos y lugares peligrosos, pero esta persona se ha cuidado tanto que sus vestiduras han permanecido limpias. La ciudad de Sardis era como una carretera lodosa y peligrosa, llena de pecado e idolatría. Estos hermanos habían cuidado sus vidas de las manchas del mundo.
Jesús entendía la dificultad de estar en el mundo como cristiano. Dice en Juan 17:14-15, “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.” (RVR60). Jesús estaba orando por los futuros cristianos, Jesús no ora que Dios los quita del mundo pero que mientras que vivan en el mundo Dios los guarde del mal. Él sabía que necesitamos el poder de Dios obrando en nosotros para poder vivir en una manera santa en un mundo pecaminoso. Parte del cumplimiento de esta oración de Jesús viene en la venida del Espíritu Santo para morar en los cristianos. El Espíritu Santo nos enseña la verdad, nos convence de pecado, y nos da el poder para tener victoria sobre ese pecado.
Desafio y Aplicación
Querido lector, ¿cómo está tu vida?, ¿Se podría decir que tú no has manchado la vestidura de tu vida? y si ves que tus vestiduras están manchadas, ¿cuales son las maneras en que has dejado que el mundo te manche? La solución para una vida manchada es sencilla. Primero, confiesa tu pecado a Dios. Segundo, determina que no vas a regresar a ese pecado, lo cual es arrepentimiento. Tercero, pide que Dios intervenga en tu vida para cambiar tu corazón y tus acciones para poder glorificarlo. Dios sabe que necesitas su intervención para poder ser una persona que le agrade. Por eso, Jesús oró, pidiéndole a Dios que te guardara del mal y por eso ha enviado el Espíritu Santo para darte el poder para hacerlo. Entonces mientras que veas manchas del mundo en tus vestiduras, descansa en el hecho de que Dios ha provisto la manera de limpiar estas manchas a través de Jesús y para cuidarte de ellas a través del poderoso Espíritu Santo morando en ti.