Devocional Familiar:
Leer 1 Samuel 16, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Lucas 10:36-37
“36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.”
Es momento de empezar
Hoy terminaremos nuestra reflexión sobre la parábola del samaritano y después de reflexionar en que muchas veces nos parecemos más al sacerdote y al levita, prefiriendo permanecer enojados con una persona y no perdonar. Dios nos llama a ser más como Cristo, aun cuando se supone que no podría ser posible ser misericordioso por nuestro contexto cultural o situación económica, Dios nos llama a ser como Cristo.
Jesús en su conversación con el interprete de la ley, termina la historia y le pregunta ¿quién fue el prójimo?, en otras palabras ¿quien actuó como la ley manda? El intérprete le responde que fue aquel que actuó en misericordia. Recordemos que en Lucas 10 se menciona que el interprete de la ley veía como los setenta volvieron en gozo después de que Jesús los envió a sanar y predicar que el reino de los cielos se acerca. Recuerda que Jesús estaba en gozo mientras todo esto sucedía. Recuerda que Jesús reconoce que el Padre es quien da la posibilidad a las personas para que miren y entiendan su Palabra y la pongan en práctica. Finalmente, Jesús le dice al interprete: “ve, y haz tú lo mismo”.
Desafio y Aplicación
Hermanos, nosotros tenemos las mismas tendencias de creer que podemos hacer algo que pueda hacernos mejores personas, mejores cristianos, mejores padres, mejores madres, mejores hijos, y cualquier “mejores” que ustedes puedan imaginar. Lo cierto es que Dios también lo sabe, y es el mismo Dios quien nos confronta a pensar en el orden correcto. La vida eterna no es algo que debemos ganar con nuestras fuerzas, tampoco la salvación del mundo lo que debe motivarnos. Sino el amor a Dios, un amor puro, honesto, y completo, un amor que solamente después de venir a la vida, con un corazón nuevo y circuncidado, podría ser posible. Hermanos busquemos amar al Señor y a nuestro prójimo como nuestra prioridad. Si decimos amar al Señor asegurémonos de no estar tratando de ser nuestro propio dios, con nuestros propios planes y deseos. Recordemos que Dios nos dio relaciones interpersonales para reflejar nuestro corazón, pregúntate ¿qué dice mi contexto sobre mi corazón?, ¿Qué dicen mis relaciones sobre mi corazón?, ¿Qué dicen mis problemas sobre mi corazón?, ¿Dónde coloco mi esperanza?, ¿Qué es mi prioridad?, recuerde Mateo 6:21 “21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”
Amados hermanos, veamos el amor al prójimo como la oportunidad de crecer en el carácter de Cristo, veámoslo como la oportunidad de acercarnos a su evangelio y buscarlo como nuestra fuente de satisfacción. Veamos el amor al prójimo como la herramienta para glorificar al Señor.