Devocional Familiar:
Leer 1 Samuel 15, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Lucas 10:33-35
“33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. 35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.”
Lo que Cristo hizo por mí, eso haré.
Ayer meditamos en la importancia de buscar la paz en medio de nuestras relaciones interpersonales, entendiendo que algunas veces nuestros problemas relacionales en realidad son un problema con nuestro corazón y sus deseos insatisfechos. Existen miles de escusas creativas para actuar como el sacerdote y el levita ante cualquier problema que se presente en nuestro camino. Pero el mismo Dios de misericordia que perdona todas nuestras faltas nos invita a amarlo y amar a nuestro prójimo.
Ahora pasaremos al bueno de la historia, Jesús relata sobre el samaritano. Los samaritanos no eran bien vistos por los judíos y viceversa. Entonces, puedo imaginar la cara del interprete mientras escuchaba la palabra “un samaritano”. El problema entre judíos y samaritanos es que, se dice que los samaritanos no eran de sangre pura por haber entrado en matrimonio con personas de otras naciones paganas. Pero este hombre de un contexto gentil es quien fue movido a misericordia. La misericordia según Gálatas 5 es una de las características de Dios, un fruto del Espíritu. No estoy diciendo que el samaritano era creyente, lo que digo es que el carácter de Dios se refleja por medio de su vida. Este samaritano se acerca, venda sus heridas, echa aceite y vino, lo que tiene la capacidad de limpiar y calmar el dolor. También lo levanta y lleva a un lugar de hospedaje, lo cuida y paga por la estancia. El samaritano pide que tengan cuidado del hombre y qué si gasta más, el mismo samaritano volverá a pagarlo.
No sé qué es lo que pensaste al leer esta parte de la historia, pero después de entender ayer que mi tendencia natural es mirar por mi propio bien. Hoy miro al samaritano como al mismo Jesús, quien se acerco a mi vida cuando estaba muriendo en mi pecado, y tuvo misericordia de mi, sanando mis heridas, llevándome a un lugar seguro en su presencia, cuidando de mi y pagando mi deuda. Jesús fue mucho mejor conmigo que el samaritano de la historia. Eso me anima a amar a otros, con el mismo amor y misericordia que Jesús tiene por mi. No porque las otras personas lo merezcan o porque así ganare el favor de Dios, sino porque amando y brindando misericordia a otros, les damos la oportunidad de conocer a Cristo.
Desafio y Aplicación
Te desafío a tomar pasos claros y consistentes, primero reconoce que no eres bueno amando al prójimo, segundo pide perdón, tercero reconoce el amor de Dios en tu vida, y cuarto ama. Si esta historia te lleva a ser cuidadoso de los demás de forma consistente en cualquier área, comida, vestimenta, predicación de la palabra, no esperes más, pero recuerda, “de manera consistente”, persiste haciendo el bien. Entonces te animo a valorar pequeños pasos, como escuchar mejor cuando alguien te habla, orar por las personas, compartir el mensaje de salvación con otros. Reconoce el trabajo que Dios hace en tu vida a través de ser un puente de gracia a otros.