Devocional Familiar:
Leer 1 Samuel 14, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Lucas 10:29-32
“29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.”
Amar al prójimo negándome a mi
Como vimos ayer, el interprete de la ley estaba tratando de justificarse al preguntar ¿Quién es el prójimo?, y Jesús responde con una parábola. Ahora, existen casi 46 kilómetros entre Jerusalén y Jericó, y este hombre iba caminando. No se sabe que tipo de hombre era, pero lo que si se sabe es que ladrones lo atacaron y le despojaron de sus cosas, lo hirieron, lo dejaron medio muerto, y se fueron. No sabemos cuanto tiempo paso para que la primera persona de la escena aparezca, pero sabemos que era un sacerdote. Los sacerdotes para el pueblo de Israel son personas que se encargan de velar por el cumplimiento de ley, al igual que el segundo hombre de la escena, el levita. Personas que entendían el mandato del Señor y que conocían sus actos de gracia y misericordia relatados en el Antiguo Testamento. Ambas personas pudieron tener muy buenas escusas por las que no se acercaron a ayudar, pudieron pensar “¿Qué si es una trampa?”, “¿Qué si esta muerto y no puedo tocarlo?”, “¿Qué si otro con mejores recursos que yo puede ayudarle?”, y muchas otras escusas de las que con frecuencia creativa hemos hecho uso. Y antes de pasar al siguiente personaje y que nos sintamos tentados a decir que somos el samaritano, quiero que reflexiones en cuantas veces al día podemos colocar una escusa para defender nuestra comodidad, nuestro beneficio y cuantas veces nos enojamos por no obtener el cumplimiento de nuestras expectativas y deseos. Nadie debe estar medio moribundo enfrente nuestro para que nuestro orgullo sea expuesto, basta con que viva con nosotros.
Desafio y Aplicación
Quiero animarte a tomar un momento, quiero animarte a contestar la pregunta de ¿amas a Dios?, y la siguiente pregunta ¿cómo estás amando a tu prójimo? Toma un momento para pensar en las expectativas que colocaste sobre una persona, cuantas veces has pensado “que si tan solo podría ser (tu rellena el espacio), yo seria feliz”, tan solo ser más cuidadoso, más atento, más amable, más inteligente, más humilde, más comprometido, entonces “yo” estaría mejor. Te animo a ser honesto contigo mismo y buscar el rostro del Señor. Oremos para que el Señor nos enseñe a negarnos a nosotros mismos, a morir a nuestro orgullo y a amarlo a Él y a nuestro prójimo. Busquemos al Señor hoy, antes de querer arreglar a las personas que nos rodean, pidamos perdón hoy. Nuestros problemas relacionales algunas veces son problemas con nuestro corazón y sus deseos insatisfechos. Salmo 34:14 dice, “Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.”