Devocional Familiar:
Leer Nehemías 8, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 2 Timoteo 4:3-4
“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.
Sufre la sana doctrina
El día de ayer hablamos de la importancia de buscar en las Escrituras la verdad y no conformarnos con nuestro propio entendimiento. Hablamos de que la urgencia del evangelio no solamente se expresa en nuestras palabras sino en nuestro estilo de vida diario. Lo hermoso de vivir centrados en las Escrituras es que podemos redargüir, reprender y exhortar de una manera paciente, con sana doctrina y con un corazón humilde.
Ahora Pablo explica en el versículo 3 la razón por la urgencia de predicar la Palabra en todo momento. Pablo describe como la naturaleza del ser humano es correr en sentido contrario a Dios. La frase “no sufrirán la sana doctrina” se puede leer a través de lo que Santiago 1:19-27 menciona como no solamente ser oidor sino hacedor de la Palabra. Santiago explica que alguien que solo oye es como el que se mira en el espejo y después se olvida de cómo era. Las Escrituras tienen la capacidad de cortar hasta lo más profundo de nuestro corazón, para discernir nuestras intenciones y exponer nuestro pecado. ¿Por qué? Porque hemos sido llamados a ser conformados a la imagen de Cristo, su carácter. Y si estamos crucificados con Cristo, y la vida de Cristo es lo que se muestra a través de nosotros, entonces no tiene sentido el abrazar algo que no nos pertenece como nuestra vida. Pero ¿qué sería lo contrario a vivir de esa forma? Básicamente vivir para mi propia satisfacción, bajo mi propia perspectiva y con personas que confirmen mis razonamientos y entendimiento de la realidad.
Alejarse de la Palabra no solo es a través de la distorsión de la verdad, sino que la persona disfruta de aquellos que piensen como él o ella. Esto es contrario a la humildad, a ser enseñable y a ser obediente. Esto es lo contrario a caminar en el Espíritu, anhelando ser transformado con la sabiduría que viene de lo alto. Esto es lo contrario a someterse al Señor. Entonces, ¿cómo estamos tomando en cuenta la urgencia de predicar la Palabra para nuestra vida y a otros?
Desafio y Aplicación
Romanos 1:18-32 describe cómo luce una humanidad sumergida en su pecado. Y muchas veces creemos que nuestra vida en la tierra solo se trata de nosotros mismos y del Señor. Cuando “solo” realmente debería de tratar no de mi propia vida sino de todos los que me rodean. Efesios 4 menciona que todos crecemos juntos hasta la estatura de la plenitud de Cristo. ¿Qué podemos hacer? Te invito a venir en oración al Señor y ser honesto acerca de ¿cómo está tu relación con las Escrituras? Y que te provea oportunidades sabias para compartir su evangelio. Nuevamente, Pablo entendía su rol como embajador del ministerio de la reconciliación. Y hoy yo te ruego, reconcíliate con el Señor y su Palabra, ven en arrepentimiento e inicia una vida que entiende la urgencia de la predicación del Evangelio. ¿Qué te ha parecido más urgente que el evangelio? ¿Junto a quién podrías caminar en la meditación de las Escrituras?