Devocional Familiar:
Leer Deuteronomio 33, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 2 Tesalonicenses 3:14-15
14 Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence.15 Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano.
Lecciones para la disciplina en la iglesia
Después de recordarles a los tesalonicenses cómo el señorío de Cristo aplica a sus trabajos, Pablo retoma el tema de la disciplina de los hermanos ociosos.
En estos dos versículos, vemos la necesidad de la disciplina, la aplicación de la disciplina, la motivación de la disciplina y la actitud de la disciplina.
Primero, Pablo establece la necesidad de la disciplina pública. Pablo dice que debemos señalar, o reconocer el pecado peligroso de esos hermanos. En otras palabras, Pablo dice que la ociosidad perseverante sin arrepentimiento es una ocasión que demanda disciplina. No es una situación que se puede ignorar.
Segundo, Pablo establece cómo se aplica tal disciplina. En el caso de los tesalonicenses, no debían juntarse con esos hermanos. Pablo quería comunicar que no debían convivir con esos hermanos como si fueran hermanos. En cambio, la iglesia tenía la responsabilidad de declarar que esos hermanos no estaban viviendo conforme a su confesión de fe. Por lo tanto, no estaba bien convirir con ellos como si todo estuviera bien. Si los demás tesalonicenses se hubieran relacionado con los ociosos como si todo estuviera bien, la iglesia se habría enfermado más.
Tercero, Pablo establece una motivación para la disciplina cuando dice “para que se avergüence.” Según las instrucciones de Jesús en Mateo 18, sabemos que la vergüenza no es la meta final, sino que es un medio para llevar el hermano a la restauración. Como Cristo enfatiza en cada etapa de la disciplina en Mateo 18, “si te oyere, has ganado a tu hermano.” En otras palabras, queremos que nuestro hermano nos oiga, se avergüence de su pecado, se arrepienta y se restaure en la vida de la iglesia.
Cuarto, Pablo establece cómo debe ser la actitud de los cristianos que tienen que disciplinar a un cristiano. Pablo dice que no le podemos hablar como si fuera nuestro enemigo, sino que es necesario amonestarle como a un hermano. En otras palabras, la disciplina no se debe llevar a cabo con un espíritu alterado y lleno de hostilidad, sino con un espíritu de mansedumbre lleno de gracia. Por un lado, estamos confrontando el pecado que Dios no tolera. Sin embargo, así como la benignidad de Dios nos lleva al arrepentimiento (Romanos 2:4), Dios usa la benignidad de cristianos para llevar a otros al arrepentimiento.
Desafio y Aplicación
Te desafío a pensar si hay un hermano o una hermana que necesita tu confrontación amorosa. Primero, ora por esa persona. Si estás convencido de que necesita tu confrontación, planifica el día y el lugar en el cual tendrás esa conversación difícil. Recuerda que Dios te llama a ser un instrumento para restaurar a ese hermano en la fe.
Si tú eres ese hermano en necesidad de una confrontación amorosa, agradécele a cualquier hermano que te hable y dale gracias a Dios por disicplinarte como un buen Padre que te ama.