Devocional Familiar:
Leer Deuteronomio 15, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 2 Tesalonicenses 2:11-12
11Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
La condenación de los Incrédulos
Dios desea que todos sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Ti. 2:4–6), pero cuando la gente se rehúsa a aceptar la verdad (1 Tes. 2:10), él permite que las personas busquen y experimenten las consecuencias de la falsedad (Ro. 1:18–25). El poder engañoso que envía Dios para que crean la mentira puede ser comparado con el endurecimiento de corazones a través de la Biblia. Cuando Faraón endurecía su corazón (Ex. 7:14; 8:15, 32; 9:7), Dios endurecía el corazón de Faraón (Ex. 9:12). Cuando el rey de Israel se llenaba de odio contra los verdaderos profetas de Dios, entonces el Señor permitió que fuese engañado colocando un espíritu de mentira en la boca de otros profetas (2 Cr. 18:22). Cuando los hombres practican la impureza, Dios les entrega en las concupiscencias de sus corazones a la inmundicia (Ro. 1:24, 26). Y cuando rehúsan reconocer a Dios, él les entrega finalmente a un estado mental sucio y a una conducta impura (Ro. 1:28). Si los incrédulos quieren rechazar al Dios vivo y verdadero para seguir a uno que se hace pasar por Dios, el Señor les permite hacerlo, pero ya no hay esperanza para ellos. Sin Dios no hay luz; sin él no hay salvación
Este acto de enviar un poder engañoso es un juicio de parte de Dios al incrédulo, es una sentencia de condenación justa e imparcial, puesto que éstos sobre los cuales es pronunciado, lejos de entregarse a la redentora verdad de Dios, hallaron su deleite en la injusticia. Rechazando la verdad, se deleitan en la maldad e injusticia, como resultado su decisión espiritual conduce a una manifestación moral. Estas son palabras fuertes y directas por Pablo, necesarias pues el fruto de creer y amar la verdad es la salvación, pero las consecuencias de deleitarse en la injusticia es juicio y muerte eterna.
Desafio y Aplicación
Como creyentes somos enviados a predicar el evangelio de verdad, llamando a los pecadores a que se reconcilien con Dios mientras sea posible, mediante la obra redentora de Cristo en la cruz (2 Corintios 5:19–20). Ora porque podamos ser fieles en evangelizar, declarando a todo el que nos reciba junto a Pablo “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2).