Devocional Familiar:
Leer Exodo 9, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Galatas 3:21-22
“¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.”
La ley no puede dar vida
Pablo nos pregunta: ¿La ley está en contra de las promesas de Dios? Nos dice que de ninguna manera y nos explica que si la ley pudiera dar vida, la ley fuera suficiente para redimirnos. Porque según lo que dicen las Escrituras, todos nosotros estamos presos por el pecado, pero si creemos en Cristo recibimos la promesa de vida eterna.
Estar presos al pecado nos lleva a una sentencia mortal. Desde la creación del hombre, Dios advirtió que si no obedecían, el castigo sería muerte. Pecar es ser desobediente a nuestro Creador, por esa razón el precio del pecado es la muerte. Nadie es capaz de cumplir la ley mosaica por completo, pecaríamos continuamente si lo intentamos. Por esta razón la ley no puede dar vida.
Podríamos decir que la ley mosaica es la crónica de una muerte anunciada. Solo Cristo nos puede salvar de esta condición terminal. Jesús mismo nos dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26)
Desafio y Aplicación
Que mejor desafío que el que Cristo nos preguntó al final de (Juan 11:26), “¿Crees esto?” La ley no nos da lo que necesitamos para poder gozarnos la bendición de estar con Jesús eternamente. Debemos aferrarnos a nuestro salvador. Nuestro norte debe ser la vida eterna. Te pregunto: ¿A dónde está apuntado tu brújula? ¿A dónde se dirige tu vida