Devocional Familiar:
Leer 1 Samuel 31, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Lucas 15:17-19
“17Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!18Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.19Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.”
El hijo prodigo movido al arrepentimiento
El arrepentimiento verdadero significa cambiar de mente y de dirección y eso fue exactamente lo que ocurrió con el hijo prodigo. En medio de su condición desagradable, apacentado cerdos y deseando comer de sus algarrobas, el hijo prodigo tuvo un momento de claridad, acordándose del trato de su padre aun con sus propios jornaleros. El hijo entonces se levantó para ir a su padre en un arrepentimiento genuino.
Primeramente, vemos que el hijo reconoció la bondad y justicia de su padre. En medio de su condición desesperante, el hijo recordó lo bueno que había sido el padre con sus jornaleros, el padre era un hombre justo que proveía para todos los que estaban en su hogar. No fue hasta que el hijo menor reconoció la gravedad de su condición que pudo recordar la bondad del padre. La corrupción del hijo había llegado a tal nivel que no podía pensar claramente, estaba tan corrompido que su corazón, mente y voluntad lo habían llevado a la perdición total, pero en la misericordia de Dios tuvo un momento de claridad. Ahora era necesario ir ante el padre, arrepentido, reconociendo su pecado y pidiendo perdón.
En estos textos reconocemos que la obra de salvación es una obra completa de la gracia de Dios. Como al hijo prodigo, ha sido nuestro Padre celestial quien nos ha traído al arrepentimiento verdadero. El arrepentimiento genuino solo viene por la gracia de Dios, pues Dios obra en lo más profundo de nuestro ser llevándonos a ver la hambruna espiritual en nuestras vidas. La realidad es que no solo estábamos hambrientos, sino que estábamos muertos como dice el apóstol en Efesios 2:5, “aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados).” Dios fue quien nos llevó y nos sigue llevando a ver nuestro pecado, guiándonos al arrepentimiento. Dios lo hace porque Él es bueno y misericordioso con nosotros, reconciliándonos, dándonos vida, y perdón en Jesucristo.
Desafio y Aplicación
Te animo a reflexionar en las palabras del rey David en Salmo 19:12, “¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.” Como el hijo prodigo necesitamos arrepentirnos cuando pecamos contra nuestro Padre, debemos tener un corazón sensible para pedir perdón, sabiendo que descansamos en Cristo Jesús quien ha pagado por todos nuestros pecados. Ora hoy las palabras del Salmo 19:12, pidiendo que Dios continúe formando en ti la persona de Cristo Jesus.