Devocional Familiar:
Leer 1 Samuel 29, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Lucas 15:11-14
“11También dijo: Un hombre tenía dos hijos 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.14Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.”
El hijo prodigo desperdicia su herencia
En esta semana reflexionaremos sobre la parábola del hijo prodigo. En el texto de hoy vemos que el padre tenía dos hijos y fue el menor quien pidió su herencia. En esa época era legal que el hijo pidiera la herencia que le correspondía, esto lo vemos en el Antiguo Testamento donde establece la dirección para heredar los bienes de la familia, por ejemplo, el hijo mayor heredaría una doble porción (Deuteronomio 21:15-17). Probablemente el hijo menor conocía esta ley y quería obtener su herencia lo más pronto posible. Pero, aunque era su derecho, esta petición era desagradable pues el hijo valorizó más su herencia al despreciar su relación con su padre. Al hijo pedir su herencia reflejaba la condición de su corazón, vemos la corrupción de la avaricia, falta de amor por el padre y la rebeldía ante la autoridad del padre. Con su petición el hijo menor revelaba que prefería que su padre estuviese muerto simplemente para obtener una herencia que él no estaba preparado para recibir. En el verso 13 vemos como el hijo menor rápidamente junto todo lo que le pertenecía y se marchó lejos a una provincia apartada y estando en ese lugar desperdició sus bienes perdidamente. Jesus nos explica que el hijo verdaderamente malgasto toda la herencia y al llegar una gran hambre en la provincia, el hijo menor comenzó a padecer necesidad. Ahora vemos la condición interna del hijo prodigo reflejado en su condición externa.
Todos nosotros, éramos como ese hijo prodigo. La palabra prodigo significa el que desperdicia. Como nos dice Pablo en 1 Timoteo 6:7 no hemos traído nada a este mundo, sino que todo lo que tenemos es por la provisión de Dios. Como ese hijo prodigo todos estuvimos apartados de nuestro Padre, éramos corrompidos por nuestra avaricia, sin amor y completamente rebeldes ante Dios. Todas las buenas dadivas de gracia que Dios nos ha dado en su creación fue desperdiciado y nuestro camino fue de persecución de placeres pecaminosos que no dan gloria a Dios. Como el hijo prodigo muchos piensan que el verdadero gozo y riqueza se encuentra en las riquezas temporales de este mundo, sin saber que la verdadera riqueza es estar con nuestro Padre, a través de la fe en nuestro Señor Jesucristo por medio de la gracia que Él nos da.
Desafio y Aplicación
En el día de hoy te exhorto a evaluar tu vida y tu corazón. ¿Vives aun como el hijo prodigo, desperdiciando tu herencia? O, ¿es Cristo Jesus tu mayor tesoro? En Romanos 2:4 leemos, “¿O tienes en poco las riquezas de su bondad, tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al arrepentimiento?” Si has vivido desperdiciando esta gloriosa herencia estas hoy a tiempo para arrepentirte y cambiar el rumbo de tu vida, ora para que el Señor Jesus te perdone, transforme y restaure junto a Él. Jesus es nuestra única esperanza. Como dice 1 Juan 3:3, “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.”