Devocional Familiar:
Leer Exodo 7, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Galatas 3:15-17
“Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.”
Dios honra lo que promete
En estos versículos se nos ilustra que un pacto debe cumplirse igual que un contrato firmado. Por ende un pacto establecido siempre es honrado y no alterado. Pablo nos explica que el pacto de bendicion hecho a Abraham fue hecha a su simiente, es decir, a su descendencia, y esta descendencia es especificamente Cristo. La ley fue dada despues de la promesa. Dios dio la ley asumiendo que su pacto con Abraham estaba firme. Por eso no debemos malinterpretar la ley como si fuera una promesa de salvación. No, la ley tiene otro proposito.
A través de la Biblia vemos como Dios honra todas sus promesas y debemos ser intencional de descansar en esta realidad. Reflexionemos en esto, si nuestros padres siendo pecadores aún pueden ser capaces de cumplir los anhelos de sus hijos, cuanto más nuestro Padre celestial que es perfecto y justo puede hacer por nosotros. Cristo nos prometió: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28)
Que promesa más hermosa. Gloria a Dios por siempre cumplirla. Porque en nuestros tormentos, en nuestra ansiedad, cuando estamos estresado por las cosas de la vida, nuestro único alivio es Jesús. Él es el único que no puede dar ese descanso que necesitamos, solo a través de él podemos sentir esa paz celestial cuando estamos atribulados. Realmente sin Cristo, no podríamos cargar con las consecuencias de nuestros pecados. Gracias a su sacrificio, somos redimidos de esta gran carga y podemos vivir en la dulce paz que solo Jesús nos puede dar.
Desafio y Aplicación
Si te estas sintiendo agobiado y cansado, no esperes más y acude a Cristo. Pon todas tus situaciones con Jesús, deja que Él tome el control y descansa porque tu Dios lo puede todo. Si realmente meditamos en esta promesa, no tenemos de que preocuparnos. Recordemos estar confiados en la promesa que Jesucristo siempre estará nosotros. “les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20b).