Devocional Familiar:
Leer 1 Crónicas 14, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 1 Timoteo 3:2-3
Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;
El Corazón del Espíritu Critico
Esta semana estamos viendo las cualidades de un anciano de la iglesia. Debemos recordar que, aunque estas son las cualidades para el liderazgo de la iglesia, también son cualidades que deben caracterizar a un cristiano maduro. En el versículo 3, Pablo, dice que: los ancianos no sean pendencieros. Esto describe a alguien, que provoca problemas entre los que están a su alrededor o alguien que fácilmente se pelea con otras personas. Este tipo de personas, piensan que, tienen que tener la razón sin importar lo que pase, y muchas veces se encuentra enojados con otras personas. Lo interesante de alguien que es pendenciero es que, muchas veces, no se ve a sí mismo de esta manera. En cambio, viven sus vidas sintiendo que todos los demás están equivocados, o que todos están en contra de ellos. En lugar de dar el beneficio de la duda, asumen que los demás les están haciendo daño intencionalmente. Este tipo de actitud en un cristiano, causa desarmonía en la iglesia y también traerá una falta de paz interna. La Biblia es muy clara en cuanto a que somos pendencieros no por un defecto de personalidad, sino por nuestros corazones. Santiago 4:1-2 dice:"¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra." Este pasaje afirma que, nuestros conflictos no vienen de los temas en sí, sino de los deseos que nos controlan. Queremos recibir nuestros deseos, en lugar de amar y cuidar a nuestro prójimo. Preferimos probar que tenemos razón, que ser pacientes con los demás. El verso 4, llega a la raíz de estos problemas, "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios?" La persona pendenciera, sufre de un corazón adúltero. Ha elegido la lealtad a sí mismo y a sus deseos en lugar de a Dios.
Desafio y Aplicación
¿Luchas por ser pendenciero, o por tener un espíritu crítico hacia los demás? ¿Te encuentras a menudo sintiéndote ofendido y enojado? Al ver estas cosas en nuestros corazones, Santiago nos dice, que nos sometamos a Dios y purifiquemos nuestros corazones. El patrón bíblico de cambio funciona despojándonos del comportamiento impío y renovando nuestra mente, a través de la Palabra, para comportarnos de una manera que honra a Dios. Al caminar, a través, de tu día de hoy, elije despojarte del espíritu pendenciero, vuelve tu enfoque hacia Cristo y tu identidad a él. Te ánimo a que busques maneras de dar sacrificialmente a los demás. Sólo cuando volvamos nuestra mirada de nosotros mismos, hacia Dios y a los que nos rodean, podremos dejar de lado el espíritu pendenciero.