Devocional Familiar:
Leer Jueces 5, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Nehemías 4:22-23
22También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra. 23Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse.
Una vida enteramente entregada a Dios
Nehemías sabía que era necesario un compromiso entero para lograr la reconstrucción de la ciudad y del muro. El logro de levantar la muralla en 52 días solo fue posible por el esfuerzo y compromiso requerido, el de un pueblo que reconocía la importancia de vivir enteramente entregados a Dios. Para el pueblo de Israel en este momento significaba trabajar unidos arduamente hasta completar la reconstrucción del muro. Primero, Nehemías les dice, “Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra”. Recordemos que no todos los que trabajaban en lo obra vivían en Jerusalén, pero esta obra requería que se mantuviesen en la ciudad hasta que se completara y no solo eso, sino que deberían de servir de noche como centinela y de día en la obra. Servir de centinela implicaba mantenerse en vigilancia durante la noche como un soldado que vela guardando el puesto que se le encarga. Sabemos que una de las estrategias de ataque militar es aprovechar la oscuridad de la noche, pero bajo el liderazgo de Nehemías el pueblo estaba vigilando y atento.
El liderazgo de Nehemías no consistía en solamente dar dirección al pueblo en lo que debían de hacer, sino que su propio ejemplo les servía de testimonio. El próximo verso nos dice, “Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse.” Nehemías había dado un estándar de vivir no solo para él, sino también para todos los que le acompañaban, por lo tanto, era un ejemplo de unidad en el liderazgo. Una visión común, el de la reconstrucción de Jerusalén, se había apoderado de ellos y por eso sus vidas demostraban estar enteramente entregado a Dios.
Desafio y Aplicación
Te animo a reflexionar sobre cómo vives tu vida. ¿Se ha apoderado de ti una pasión por vivir enteramente entregado a Dios? En medio de las aflicciones y pruebas, en medio del diario vivir en este mundo te invito a meditar en las palabras de la alabanza La Salvación es del Señor cuyo coro nos invita a cantar, “Escudo alrededor de mí, No temerá mi corazón. La salvación es del Señor. Mi vida escondida está, En Cristo por la eternidad. La salvación es del Señor.” Al meditar en las verdades bíblicas de este coro, te animo a orar y pedirle al Señor que capture tu corazón con Su verdad, para si poder vivir enteramente entregado a Dios.