Devocional Familiar:
Leer 1 Crónicas 6, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 1 Timoteo 2:9
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
VESTIDAS DE PIEDAD EN CRISTO
Ayer, comenzamos a ver la primera parte del versículo 9, donde Pablo le escribe a Timoteo, principios a considerar al momento de vestirnos, reflejando su nombre, a través de un corazón santo y piadoso.
Ahora observaremos la segunda parte del versículo 9 y el versículo 10, donde Pablo continúa hablando acerca de la vestimenta, “no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos” Las mujeres, del primer siglo, se adornaban muchas veces sus peinados, con oro y perlas, u otras joyas, para llamar la atención de todos a ellas mismas o a su belleza. Las mujeres también se ponían “vestidos costosos” para mostrar su riqueza, así como atraer la atención a ellas mismas, lo que causaba distracción a los demás de enfocarse en el Señor, además, de causar conflictos con las mujeres de menos recursos. Lo que Pablo hace al escribir a Timoteo, es prohibir estas prácticas específicas que ocasionaban distracción y discordia en la iglesia, en vez de un enfoque santo a Dios. Es interesante observar como Pedro también escribe acerca de esto mismo en 1 Pedro 3:3-4: Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Vemos como Pablo y Pedro tienen en común la misma preocupación, por las mujeres al querer mostrar una apariencia externa de ostentación, pero descuidadas espiritualmente y faltas de carácter casto y reverente en la semejanza a Cristo. Tanto Pablo, como Pedro, nos animan a cultivar esa belleza que nunca se marchita, un carácter para la gloria de Dios, de corazón manso, humilde, apacible, lleno de buenas acciones y obras (1 Ti. 6:11,18; 2 Ti. 2:22; 3:17). Todas estas cosas, son de mucho mayor valor y estimable a los ojos de Dios, que el reflejo de una apariencia externa. Recuerda las palabras sabias de Proverbios 31:30: Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
Desafio y Aplicación
¿Hermana, porque se encuentra tu corazón más preocupado? ¿Te preocupas más tu apariencia o vestimenta externa? ¿De qué se encuentra tu corazón vestido? Te animo durante este día a meditar en los siguientes versículos de Colosense 3:12-17: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros…Y todo lo que hacéis, sea de palabra o, de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Ora al Señor, por un carácter y corazón que se vista cada día más de Cristo. Podemos ser mujeres que “profesan piedad” en Cristo, gracias a lo que El, ha logrado con su vida, muerte y resurrección por nosotras.