Devocional Familiar:
Leer 1 Crónicas 5, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 1 Timoteo 2:9
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia;
LA VESTIMENTA Y NUESTRO CORAZÓN
Hemos visto en los versículos anteriores, como Pablo da instrucciones a Timoteo con respecto a la oración, en la reunión pública de la iglesia. Ahora, observaremos parte del versículo 9. Debido a nuestro contexto cultural podemos encontrarnos en dos extremos con respecto a este pasaje. Un extremo, podría ser bastante tradicional o “legalista”, por otro lado, el otro extremo, por nuestra naturaleza caída, y debido al movimiento “feminista” tan común en nuestros tiempos, podría ser el encontrarnos viviendo de una manera necia o rebelde hacia Dios, al momento de vestirnos. La realidad, es que, cualquiera que sea el caso, esto es una cuestión de motivación del corazón que de la vestimenta en sí. Recordemos la gloriosa verdad, de que, nadie más eleva la importancia de la mujer y su feminidad como lo hace Dios en su Palabra, El mismo, es el creador de esta hermosa verdad, y esto es precisamente lo que Pablo hace al hablarnos a las mujeres en estos siguientes versículos.
Comenzamos viendo como el versículo 9 nos dice: “Asimismo”, por lo cual observamos que Pablo asume que, en un sentido de dignidad e igualdad, las mujeres estarán presentes en las reuniones públicas de oración de la iglesia local (1 Co. 11:2-16). Sin embargo, más bien en una cuestión de roles (1 Tim. 2:13), Pablo, da instrucciones a las mujeres sobre cual debe de ser su comportamiento en las reuniones de la iglesia, comenzado por cuál debe de ser la manera de vestir. Es interesante ver, como Pablo continúa diciendo en el versículo 9: “que las mujeres se atavíen”, la palabra “ataviar” viene de la palabra “cosmético o decorar”, así que Pablo en ningún momento esta prohibiendo que las mujeres se arreglen. Lo que Pablo si está haciendo es dar 3 principios a considerar en nuestros corazones, a la hora de vestirnos u arreglarnos. El primer principio que Pablo nos señala es, el ataviarnos de ropa “decorosa”, en otras palabras, de una manera decente o respetable, reflejando un corazón piadoso. El segundo principio es con “pudor” o moderación, considerando límites, teniendo cuidado de nuestro cuerpo, que es templo del espíritu de Dios (1 Corintios 6:19), teniendo también un sentido de cuidado y amor por los demás a nuestro alrededor, no siendo de distracción para nuestros hermanos al momento de reunirnos como iglesia a adorar a nuestro Dios. El tercer principio es con “modestia” o dominio propio, no compitiendo con Dios para ser el centro de atención, en vez de que Dios y el adorarle sea el centro de atención al momento de reunirnos. Hermanas, tomemos decisiones de un corazón santo, respetuoso y sabio hacia a otros al vestirnos. Que, al reunirnos a adorar, nuestra vestimenta ayude a no crear distracción en la oración, tanto en hombres, como en mujeres. Hermanos, podríamos pensar que este versículo es solamente para mujeres, pero la escritura anima a todos, y la verdad es que vivimos en tiempos en que los hombres también pueden ser de distracción con su vestimenta. En conclusión, examinemos nuestros corazones a la hora de vestir, y demos gloria a nuestro Dios con nuestra vestimenta, reflejando un corazón santo y piadoso, amando a nuestros hermanos y hermanas y no siendo de distracción para ellos ya sea por exceso, o por descuido.
Desafio y Aplicación
Mis hermanos y hermanas, jóvenes y jovencitas, la modestia no es un problema de etiquetar lo aceptable o no aceptable al momento de vestir, sino, en esencia, un asunto del corazón. Si nuestro corazón esta bien con Dios, si caminamos en pureza y humildad ante El, el resultado será una apariencia externa decorosa, llena de pudor y modestia. Un corazón lleno del evangelio y de pudor, influye en todos los aspectos de la vida; incluyendo también las actitudes y la forma de hablar y actuar. ¿Te vistes, hablas, y actúas de una manera que refleja tu compromiso con Dios y Su palabra? O, ¿Cuáles son las motivaciones en tu corazón al momento de vestirte tanto para la iglesia, como para otro lugar? ¿Que busca tu corazón alcanzar o lograr con tu vestimenta? (Mar. 7:21). Si la motivación de tu corazón, no es la correcta, te animo a que corras a tu Salvador Cristo, arrepiéntete y pídele que renueve tu corazón con motivaciones que le honren.