Devocional Familiar:
Leer Job 11, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Apocalipsis 2:16
“Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca”.
Un llamado al arrepentimiento
Amados hermanos, Dios les bendiga, en los versículos anteriores vimos cómo el Señor Jesucristo después de que le había hablado a la iglesia de Pérgamo sobre sus buenas acciones, también les habló acerca de lo que no estaban haciendo bien, aquello en lo que se estaban descuidando y por ende cayendo en el pecado. Es por esto que ahora Jesús está llamando a la iglesia al arrepentimiento, los está llamando a despertar a la realidad espiritual que lo rodea, a abandonar el pecado y vivir para Cristo de forma decisiva cada día.
El día anterior vimos cuál era el pecado de la iglesia de Pérgamo, y hoy vemos como Jesús como buen pastor de la iglesia la está llamando al arrepentimiento, la pregunta que debemos hacernos ahora es, ¿que es el arrepentimiento? Arrepentirse del pecado no es otra cosa que abandonar el pecado con el propósito de vivir para Cristo. Debemos tener en claro que la palabra clave es abandonar, pues cuando realmente nos arrepentimos, no se debe de tratar de un simple remordimiento, donde nos sentimos emocionalmente mal porque pecamos, pero hasta ahí llegamos, y luego volvemos al pecado, por el contrario, debemos asegurarnos de que nuestro arrepentimiento sea genuino y no un simple emocionalismo, sino que sea un arrepentimiento bíblicamente fundamentado, así como Pablo le dice a Tito en Tito 2:11-12: “11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”. Las correctas bases bíblicas nos llevan a un correcto arrepentimiento, pues sólo cuando conocemos de la gracia de Dios, de la gran obra de salvación de nuestro Señor Jesucristo, de la gran misericordia y amor del Dios Santo para con nosotros los pecadores, sólo entendiendo esto podremos tener una correcta apreciación de lo que es el arrepentimiento, y de cómo hacerlo de manera que honremos a Dios con ello.
La siguiente frase (por el pastor Luis David Marin) resume lo que un verdadero arrepentimiento es y lo que implica: “El arrepentimiento verdadero es un cambio interno producido por el Espíritu Santo en el corazón de un pecador que se manifiesta en un cambio de vida real. Es una ruptura o divorcio del pecado. El verdadero arrepentimiento brota del verdadero temor a Dios y se obtiene mediante nuestra unión con Cristo.”
Desafio y Aplicación
Así como Jesús estaba llamando en este pasaje a la iglesia de Pérgamo al arrepentimiento, así mismo nos llama a nosotros como su iglesia al arrepentimiento, a uno genuino, bíblico y bien
fundamentado. Nuestro Señor Jesucristo nos está llamando a arrepentirnos de nuestro pecados, por eso debemos de examinarnos y ver si estamos dejándonos llevar por el pecado y las tentaciones del mundo que nos rodea o estamos siendo firmes como la iglesia de Pérgamo, o si estamos siendo descuidados así como lo era la iglesia de Pérgamo también sobre las enseñanzas que se escuchan y se enseñan al interior de nuestras iglesias, y después de examinarnos debemos asegurarnos de arrepentirnos de todos nuestros pecados, de vivir una vida que no tema a Dios, que viva en amistad con el mundo, pues cuando no agradamos a Dios con nuestras acciones es porque estamos agradando al mundo y a satanás con ellas, no existe un punto intermedio, como dice la Palabra en Santiago 4:4-5: “4 !Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”.
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Este devocional es una adaptación del sermón de “Fieles a Cristo en la casa de satanás” de Apocalipsis 2:12-17 de la serie de “7 Iglesias: El mensaje de Apocalipsis 2-3”, predicado el domingo 23 de mayo de 2021 por el pastor Luis David Marín.