Devocional Familiar:
Leer Josué 7, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Nehemías 2:1b-3
“[1]Y como yo no había estado antes triste en su presencia, [2] me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. [3] Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?”.
Una tristeza que produce salvación
Siempre que estoy un poco desanimado trato de esconderlo con mis malos chistes, sin embargo, mi esposa me conoce, y me pregunta, ¿qué te pasa? Ella sabe que algo no esta bien, me conoce. Algo similar paso con Nehemías. El rey Artajerjes conocía a Nehemías ya que nunca había estado triste ante el rey. Era tanta la tristeza que no podía ocultarla. El rey le pregunto: “¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón” (Ne 2:2). Luego Nehemías temió en gran manera. ¿Por qué temió?, bueno, en estos tiempos los reyes tenían autoridad y si veían una actitud desleal en sus siervos podían matarlo. Era tanto el poder de Artajerjes que había dado un edicto de parar la construcción en Jerusalén, esto lo vemos en Esdras 4. La razón de la tristeza de Nehemías era real y le explica al rey en el versículo 3: “Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?”.
Según la Biblia e historiadores, Jerusalén fue destruida por Babilonia en el año 586 a.C. El rey Nabucodonosor los tomo cautivos a los judíos (2 R 25:2-21), no solamente los tomo como esclavos si no que destruyo el templo y lo consumió en llamas. 2 Reyes 25:9 dice: “Y quemó la casa del Señor, la casa del rey y todas las casas de Jerusalén; prendió fuego a toda casa grande”.
Cualquiera que pierde sus pertenencias, hogar y lugar de adoración estaría triste. Mas aun tan cerca de la libertad vemos que Nehemías tenía una tristeza buena en un sentido por querer ver su casa y la ciudad restaurada para poder adorar a Dios.
Nehemías tenía una tristeza piadosa. 2 Corintios 7:10 dice: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”. Esta tristeza que tenía Nehemías era un celo santo, una tristeza piadosa, una tristeza conforme a la voluntad de Dios. Ya que era el mismo Dios quien había permitido que fueran llevados cautivos hasta Babilonia y era Dios mismo quien los rescataría y salvaría.
Los judíos querían volver a adorar a Dios y eso los impulsaba para reconstruir la ciudad, estaban tristes de ver como había quedado el templo y la ciudad entera. En nuestro tiempo, nosotros nos entristecemos de ver el pecado en el mundo y como las personas rechazan a Dios, pero, gloria a Dios que tenemos a nuestro Señor y Salvador Jesucristo en este nuevo pacto, ya que hemos sido rescatados de nuestra esclavitud del pecado y por su obra en la cruz ahora somos libres.
Desafio y Aplicación
¿Has cometido pecado? recuerda que Cristo puede perdonarte, corre a él en arrepentimiento. 1 Juan 1:9 dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Que la tristeza que experimentemos en un mundo caído nos lleve y acerque más a Dios. Sea pecado personal o tristeza por amor al perdido, que esta tristeza nos acerque más a Dios. Que Dios nos de su gracia para ser humildes, amorosos, perdonadores y que nos ocupemos en lo que realmente importa. Que Dios ponga como en Nehemías un deseo de amor por Dios y amor por nuestros hermanos para que prediquemos el evangelio y hagamos la obra que Dios nos ha encomendado, la cual es predicar el evangelio de la gracia. Así como Dios nos trajo al arrepentimiento, Dios también trajo arrepentimiento a los judíos en Nehemías 9. Gloria a Dios porque tenemos un Dios salvador.