Devocional Familiar:
Leer Deuteronomio 24, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 2 Tesalonicenses 3:2
y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe.
No de todos es la fe
En el verso de hoy Pablo nos anima a que oremos para que seamos librados de los hombres perversos que se oponen a la verdad de la palabra de Jesús y su evangelio. Pablo nos anima a pedir en oración que seamos librados de esa clase de hombres que se oponen a la verdad con hostilidad y agresividad. Aunque hemos sido bendecidos por Dios de estar en un país donde podemos llevar la palabra de Dios y su evangelio sin recibir persecución de muerte, como se ve en otros países hoy en día, eso no nos asegura que de momento nos encontremos con este tipo de hombres perversos que Pablo describe en este versículo. Estos hombres que se oponen al evangelio de Jesucristo con hostilidad y agresividad lo hacen porque no de todos es la fe.
Confiamos en que el Señor nos librara de esa clase de hombres perversos que se oponen al evangelio de Jesucristo. Pero, si recibimos la hostilidad y agresividad contra nosotros a causa del evangelio de Jesucristo, no nos desanimemos. Sino al contrario, gocémonos en el Señor. Glorifiquemos a Dios en medio de nuestros padecimientos como nos instruye Pedro en 1 Pedro 4:16, “Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”.
Pablo sabía que la fe no es de todos. En otras palabras, Pablo sabía que predicaría a personas que se opondrían al mensaje del evangelio de Jesucristo y a causa de ese tipo de personas que rechazan el evangelio muchas veces podríamos recibir hostilidad, rechazo, insultos y hasta agresividad.
Desafio y Aplicación
Tengamos en mente que cuando salgamos a compartir el evangelio de Jesucristo habrá personas que rechazarán el mensaje de Dios, pero no olvidemos que también habrán otros que se rendirán al Señor en arrepentimiento en respuesta de la proclamación del evangelio. Pidamos en oración ser valientes ante los opositores de la verdad de Dios y confiemos en que sin importar lo que acontezca cuando compartimos el evangelio, Dios tiene la autoridad y el control soberano sobre todas las cosas. Oremos para que, en medio del rechazo y oposición, tengamos paz y plena confianza en nuestro Señor Jesucristo y en su soberanía. Jesus ha prometido salvarnos y cuidarnos hasta el fin de esta corta peregrinación.