Devocional Familiar:
Leer 2 Crónicas 25, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 2 Timoteo 2:3-5
“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente”.
Pelea la Buena Batalla de la Fe
Hoy meditaremos en los versículos 3 al 5. Pablo sigue instruyendo a Timoteo en cómo conducirse en su cargo de pastor y maestro en la iglesia de Éfeso, Timoteo debía estar dispuesto a sufrir penalidades como un buen soldado, a fin de guardar y proteger el verdadero evangelio.
Este llamado es también para la iglesia, ya que es responsabilidad del creyente guardar y proclamar las verdades de las Escrituras, cada cristiano tiene el encargo sagrado de cuidar del evangelio, siendo este la revelación de Dios para salvación de los hombres, y como buen soldado de Cristo pelear la buena batalla de la fe, en contra de la maldad del mundo y de satanás, para lo cual el cristiano debe estar firme y fortalecido en Cristo. ¿Cómo podemos estar firmes y fortalecidos? Nutriéndonos constantemente de la Palabra de Dios. Así el Espíritu de Dios nos fortalece y nos da la seguridad en Cristo, para estar firmes en su fuerza y preparados para defender el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Si perseveramos en su Palabra seremos revestidos con toda armadura de Dios, y nos dará las armas necesarias para nuestras luchas en esta vida, pero sin quitar nuestra mirada de Cristo. Así lo dice las Escrituras en Efesios 6:10-11: “Por lo demás hermanos míos fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del Diablo”.
Pablo aconseja no centrar nuestra vista en lo que este mundo nos ofrece, debemos impedir que las cosas del mundo nos distraigan, en lugar de estar preocupados por los detalles de la vida, debemos ocuparnos de la lectura de la Palabra de Dios. Pablo también nos da el ejemplo de un atleta, que lucha preparándose, trabajando muy duro para llegar a ser coronado, pero todo su esfuerzo y disciplina se desperdicia si no cumple con las reglas del juego. Podemos compararlo con la lucha del cristiano por llegar a la meta, al premio que está en la vida eterna con y en Cristo, hermanos para poder llegar victoriosos debemos cumplir con la regla de obedecer la Palabra de Dios, la cual debe de reflejarse en nuestra vida, con un constante aprendizaje y crecimiento espiritual, estando siempre dispuestos a trabajar al servicio de Dios y el prójimo. Porque hay promesa para los que están en Cristo, en 1 Juan 2:25: “Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna”.
Desafio y Aplicación
Hermanos les animo a seguir firmes en la lucha por alcanzar la promesa de nuestro Santo Dios y así mismo a que perseveremos en obediencia a Dios como fruto de nuestra salvación recibida por gracia en Cristo. Y todo sea para la gloria de Dios. Dios los bendiga.