Devocional Familiar:
Leer 2 Crónicas 20, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 2 Timoteo 1:8-12
“[8] Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, [9] quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, [10] pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, [11] del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. [12] Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”.
No te avergüences del Evangelio
Existen muchas razones por las cuales una persona puede avergonzarse de predicar a Cristo, una de ellas puede ser la timidez, temor, pereza, miedo al qué dirán, etc. Sin embargo, Pablo le dice a Timoteo “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios”. Una de las razones por la cual Pablo le dice que no se avergüence de nuestro Señor o de Pablo es porque en medio de la persecución los seres humanos tienden a esconderse y abandonar. Lo vimos con Pedro cuando negó a Jesús, lo veremos con Pablo estando en Roma preso, ya que muchos lo habían abandonado y solo Lucas estaba con él (2 Ti 4:11). No debemos ser prontos en juzgar aquellos que se avergüenzan de predicar, sino que debemos animarlos y exhortarlos a recordar que, si realmente han nacido de nuevo, tienen al Espíritu Santo, tienen el poder de Dios el cual les dará la gracia para poder hablar con la autoridad dada por Dios.
Por lo cual Pablo le dice en 2 Timoteo 1:8b-11 lo siguiente: “sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, [9] quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, [11] del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles”. Pablo una vez más le recuerda a Timoteo que fue Dios quien lo llamó, por lo tanto, debe andar conforme a ese llamado, debe sufrir por Cristo, sin miedo, sino que, con valentía, no avergonzándose del precioso llamado a la obra.
La verdad es que todos en algún momento nos hemos avergonzado de predicar el evangelio por diferentes razones, este es un pecado, y como todo pecado, tenemos que arrepentirnos en Cristo, la diferencia es que podemos recobrar la valentía en el poder de Dios, así como Jesús restauró a Pedro por negarle, así nosotros encontramos perdón en nuestro Señor y
Salvador Jesucristo por no predicar el evangelio, todos debemos hablar el evangelio con otros, si no, estamos siendo desobedientes, la desobediencia es pecado.
Desafio y Aplicación
El pastor Carlos Spurgeon una vez dijo: “Las ovejas pueden caer en el lodo; pero sólo los cerdos se revuelcan en él”. Las ovejas oyen a su pastor y le obedecen, mientras que los cerdos se revuelcan en el lodo del temor y desobediencia. Puede ser que en algún momento hemos sentido nervios de compartir el evangelio y no lo hemos hecho o que en algún momento te avergonzaste con algún familiar, amigo o desconocido de ser cristiano, si eso pasó y te arrepentiste de tu pecado, hiciste bien, ahora, debes seguir obrando en el poder de Dios y recordar que Dios mismo por el poder del Espíritu Santo te dará la gracia y te sostendrá en esta tierra hasta que estemos con él por la eternidad. Recuerda lo que le dijo Pablo a Timoteo en 2 Timoteo 1:12: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. Recuerda, no te avergüences de predicar el evangelio de Jesús a tiempo y fuera de tiempo.