Devocional Familiar:
Leer Éxodo 33, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Galatas 5:5
5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia.
La esperanza de la justicia
Pablo les recuerda a los creyentes de Galacia que la obra de nuestra justificación es una obra del Espíritu de Dios. La epístola de Pablo a la iglesia de Galacia está llena de evidencia constante de la obra del Espíritu por y en el creyente. Cuando dice nosotros, está enfatizando que se refiere a todo aquel quien ha confiado plena y solamente en Cristo para nuestra salvación, reconociendo que esto es posible porque el Espíritu de Dios mismo es quien nos ha hecho nacer de nuevo. Pero Pablo no deja la obra del Espíritu en nuestra regeneración, sino que dice vivir como cristiano es vivir en el Espíritu y es por el Espíritu que aguardamos por fe la esperanza de la justicia.
El veredicto de absolución ya ha sido pronunciado por Jesús en la cruz al declarar consumado es, y los que estamos en El ahora gozamos la paz de Dios en nuestros corazones (Ro. 5:1). Hemos sido justificados en Cristo, vivimos siendo santificados por el Espíritu, esperamos el regreso glorioso de Cristo y la declaración publica de nuestra justicia. Es mirando ese día que aguardamos pacientemente en el Espíritu. En Romanos 8:24-25, Pablo lo dice de la siguiente manera, “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.”
Con todo el gozo que sentimos hoy en la seguridad de nuestra salvación, en la relación que tenemos con nuestro Señor y con nuestros hermanos de la fe, este no se compara con el gozo glorioso que experimentaremos aquel día final cuando seamos llamados a entrar en la casa del Padre. El Espíritu Santo habita en el creyente guiándonos hacia esa verdad cada día. Es el Espíritu Santo mismo, la evidencia del deposito de la esperanza que aguardamos de las glorias venideras.
Desafio y Aplicación
Te animo hoy a mirar hacia ese día, sin dudar que Dios cumplirá su promesa, y todo esto por medio del Espíritu y por la fe.