Devocional Familiar:
Leer Josué 1, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Nehemías 1:3-4
3 Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. 4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Reconocer quién es nuestro Señor
Ayer, lunes, hablamos de que nuestras relaciones interpersonales son saludables cuando nuestra relación con Dios lo es. Hoy vamos a continuar con la noticia que Nehemías recibió y la reacción que tuvo. El libro de Nehemías nos narra la situación en que se encontraba Jerusalén después de que se intento reconstruir los muros de la ciudad, 15 años atrás como lo explica el libro de Esdras (Esdras 4:6-23). El primer intento por reconstruir los muros falló debido a los enemigos de Jerusalén. Pasaron casi 100 años desde que los primeros israelitas que fueron llevados cautivos a Babilonia habían regresado a Jerusalén y la ciudad seguía en ruinas, aunque habían pasado casi 150 años desde que la ciudad de Jerusalén fuera destruida. Esto dejaba a los habitantes de la ciudad desprotegidos y en un estado de vida muy lamentable. Probablemente no estás familiarizado con vivir en una ciudad en ruinas, pero si piensas un momento en una ciudad que ha sufrido guerra, o terremotos, o cualquier otro desastre, y puedes describir la falta de acceso a luz, agua, y vivir en calles llenas de basura o escombros, aparte de estar expuestos a que cualquiera venga a robar sus recursos. Aunque la descripción anterior suena desagradable, y puede afectar emocionalmente a alguien, Nehemías entiende las razones y su reacción en el versículo 4 demuestra quien era el Señor en la vida de Nehemías.
La pregunta es ¿cómo reacciono ante situaciones difíciles?, o tal vez ¿quién gobierna mis respuestas o actitud? Nehemías era un pecador como tú y como yo, él no tenía todas las respuestas y se sentía triste al igual que nosotros, pero vemos que a pesar del impacto que esto crea en su vida, él busca a su Señor, porque sabe quién es su Señor. Esto nos muestra que no esta mal sentir emociones, Dios mismo las puso dentro de nosotros, el problema es que esas emociones debido a cualquier circunstancia pueden llegar a tomar el control de nuestras respuestas, cuando no son sometidas delante del Señor.
Desafio y Aplicación
Entonces, ¿quién es tu Señor?, Jesús busca a su Padre en oración y apartándose de todo, siempre. Aún mejor que Nehemías, el mismo Hijo de Dios, nos muestra su ejemplo de comunión con el Padre. Quiero animarte a poner en práctica Filipenses 4:4-9, busquemos a nuestro Señor, huyamos de que nuestras emociones nos controlen, pongamos nuestros ojos en el Señor y presentemos nuestra vida ante Él de forma honesta. Recordemos, que nuestra esperanza no esta en las circunstancias o las personas sino en conocer a Cristo, que Él sea formado en nosotros y que descansemos en Él. Te animo a escribir razones por las que estas agradecido con Dios, orarlas y confiar en que Él es nuestra paz y guarda nuestro corazón y pensamientos siempre. (Leer Filipenses 4:4-7)