Devocional Familiar:
Leer Deuteronomio 34, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Nehemías 1:1-2
“1 Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, 2 que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén.”
Amando a mi prójimo
En los primeros dos capítulos reflexionaremos en la pregunta ¿Cómo nuestra relación con Dios y el entendimiento que tenemos sobre quién es él, esta impactando nuestra relación con nuestro prójimo?, pero primero hablemos sobre el libro de Nehemías. Se cree que fue redactado entre 431 a 430 a.C., y el autor es el mismo Nehemías. Lo entendemos así por la forma personal con la que describe los dos primeros versículos. Nehemías tenía un cargo importante sirviendo al gobierno Persa, ya que vivía en Susa, estaba en el mes de Quisleu, que es entre noviembre y diciembre de nuestro calendario, y recibió noticias sobre Jerusalén de parte de su hermano Hanani y otros varones de Judá.
Nehemías tenía un interés real por las personas viviendo en Jerusalén, aún cuando estaban lejos de él. Probablemente Nehemías tenia presente las palabras del Salmo 137:5-6 "Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. 6 Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; Si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría." Vemos que Nehemías entendía que Jerusalén era importante en el corazón de Dios, al igual que Nehemías entendía la importancia de amar a su prójimo. En estos dos primeros pasajes podemos ver que aun cuando Nehemías era una persona importante y con una vida completamente ajena a las personas en Jerusalén, estaba pendiente por ellos. Nehemías entendía las palabras de Moisés en Deuteronomio cuando se le explicó al pueblo que su pecado puede llevarlos al exilio y que eso fue lo que le sucedió al pueblo. Pero Nehemías entendía que amar a su prójimo reflejaba su amor por Dios y por obedecer sus mandatos. Eso nos lleva a reflexionar en que el desarrollo de nuestras relaciones de familia, amigos, familia en la fe o cualquier otra, son un reflejo de la relación que tenemos con Dios y la comprensión que va creciendo en nosotros acerca de quien es Él, a través del Espíritu Santo y su Palabra.
Desafio y Aplicación
¿Existe un interés honesto en nuestro corazón hacia nuestro prójimo? ¿En cuanto a nuestra familia, estamos dedicando tiempo a conversar con ellos, y saber cómo están en su relación con Dios? Podemos llegar a creer que nadie notará si estamos leyendo nuestra biblia o no; o si estamos orando o no; o si mantenemos una constante rendición de cuentas honesta ante el Señor o no. Pero la verdad es que nuestra vida va a reflejar dentro de nuestras relaciones si tenemos un crecimiento espiritual saludable o no. Orar, leer la Biblia, ayunar, rendir cuentas y tener relaciones saludables con nuestro prójimo solo son una consecuencia de que nuestro corazón ama al Señor y lo busca diariamente. Te animo a pensar en ¿qué hábitos mencionados podrías incluir en tu rutina diaria? ¿Qué persona viene a tu mente por quién podrías comunicarte, orar y empezar a caminar en el evangelio?