Devocional Familiar:
Leer Romanos 13, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Galatas 2:17
"Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera."
¿Cristo nos hace pecadores?
Para entender lo que se está preguntando en este versículo, recordemos que Pablo y Pedro eran judíos y la ley mosaica prohibía a los judíos a compartir con los gentiles. También en versículos anteriores se nos explica que Pedro dejaba de compartir con gentiles cuando había presentes otros judíos que aún se enfocaban en la Ley. En otras palabras podemos entender que Pablo le estaba preguntando juiciosamente a Pedro lo siguiente. ¿Ahora que los judíos y gentiles siguen a Cristo juntos en la misma iglesia, Cristo no hace pecadores porque estamos quebrantando la ley? ¡Claro que no! De ninguna manera le dice Pablo.
Cristo no vino a motivarnos a quebrantar la ley mosaica o hacernos pecar contra Dios. Jesús dijo “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” (Mateo 5:17) ¿Pero qué significa que Jesús vino a cumplir? Significa que Cristo vino a completar el plan de salvación que estaba ilustrado en el Antiguo Testamento. Dios le había dado la ley y profetas a Israel para revelar el pecado y para que su pueblo pudiera mantenerse firme en espera de Cristo.
Gloria a Dios que ya tenemos a Cristo y que Jesús cumplió la ley perfectamente para que ahora a través de Él pudiéramos mantenernos firme en el evangelio. Estaríamos perdidos sin Cristo, viviendo por los placeres del pecado, presos en este mundo perdido. Sin Cristo estariamos aún atados de pies y mano, tropezando constantemente y sin fuerzas para levantarnos. Pero Cristo vino, cumplio la ley, y nos rescato.
Desafio y Aplicación
Pedro era unos de los líderes más reconocidos en la iglesia Cristiana y aun así Pablo lo exhortaba a reflexionar para que no cayera en las trampas de un falso evangelio. Por esta misma razón me gustaría motivarlos a ustedes a reflexionar en lo siguiente. ¿Realmente estamos enfocados en el Evangelio de Jesucristo? Debemos mantenernos firmes en las enseñanzas y leer la Palabra de Dios a diarios, para nunca desenfocarnos de la verdad que se nos fue dada por la misericordia de Nuestro Señor.