Devocional Familiar:
Leer Jueces 12, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Nehemías 6:1-3
1Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas), 2Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal. 3Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.
Trabajando en la obra de Dios
Vemos ahora que Nehemías y el pueblo judío se encontraban en una etapa final en la reconstrucción de los muros de Jerusalén, ya la ciudad estaba amurallada, solo faltaba colocar las puertas para que todo fuera seguro. El pueblo había estado trabajando con gran ánimo, aun cuando sus enemigos los habían menospreciado y desanimado, creyendo que los judíos tendrían poca fuerza y que dejarían la obra sin terminar, pero cuando oyeron sus enemigos que estaban terminando de cerrar todo en estás murallas, empezaron a conspirar contra Nehemías, mandándole a decir: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Le invitaban a un lugar fuera de Jerusalén, fuera de las murallas, sin mencionar el asunto por el cual le hacían salir de ahí. Con esta invitación vemos demostrado la astucia de estos enemigos, quienes mandan a llamar al líder fuera del territorio de seguro, pero la dirección de Dios estaba sobre Nehemías y le permitió reconocer la maldad de los enemigos. Como tal Nehemías les envía una respuesta muy sabia: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. Nehemías tiene bien claro que es más importante obedecer el mandato de Dios a construir que cualquier otra cosa, él no puede dejar de trabajar en esta obra, porque sabe que a través de esta obra Dios le bendecirá y también bendecirá al pueblo que esta con él.
Hermanos, miremos el ejemplo de Nehemías y medita en esta pregunta, ¿por qué dejar de trabajar en algo que será bueno para ti? Recordemos que todo trabajo en la obra de Dios trae bendición, los que trabajan para Dios, están haciendo una gran obra y no pueden dejar de trabajar, porque el Espíritu de Dios les guía y anima a hacerlo.
Desafio y Aplicación
Si ya te encuentras trabajando en la gran obra de Dios te animamos a que no dejes de hacerlo, por muy sencilla que veas que puede ser tu labor, el Señor no lo ve así, porque todos somos un cuerpo en Cristo, ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles son los más necesarios; y todos trabajamos para el Señor.