Devocional Familiar:
Leer Job 33, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Apocalipsis 3:19
“Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”
La corrección de Dios es por amor
En la continuación del mensaje que Jesús envió a los laodicenses en Asia, el Señor les dice en este texto que los ama, y que si es necesario los reprenderá y los castigará, si no tienen un cambio pronto. Dios en los versículos que anteceden a este, les decía que ellos eran personas tibias en su caminar espiritual, y a Dios no le agrada ese estado del hombre. También les dijo que los laodicenses piensan que no necesitan nada de nadie, pues con su dinero se creen autosuficientes, lo cual Dios lo califica como una iglesia que le honra con los labios, pero su corazón está lejos de Él. Estos reclamos que Dios les hace a los laodicenses, son advertencias sobre lo que Él está próximo a hacer, reprenderlos y castigarlos, porque les ama, pues todas sus riquezas no están siendo precisamente una bendición, les está apartando del amor de Dios, y en cualquier momento esa abundancia se acabará, solo es pasajera, no se quedará para siempre. Además no están siendo bendecidos espiritualmente como Él quiere bendecirlos, y no están siendo de bendición para nadie.
Jesús desea que más personas vengan a Él, para rescatarles de la condenación eterna, pero con la actitud de los laodicenses no hay avance, así que Jesús les invita a arrepentirse de su manera de caminar y pensar, esperando que la iglesia responda a su llamado, y evitar el castigo. A ningún padre le gusta castigar a su hijo, pero a veces es necesario porque se le ama, aunque él no lo entienda. Dios siempre ha mencionado el castigo como una forma de corregir a los que ama, como nos dice Proverbios 3:12: “Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”. El amor que Dios tiene hacia los laodicenses es grande, y se los ha hecho saber a través de este mensaje. Todo cristiano también debe estar atento a este mensaje, pues nadie está exento de caer en la tentación de las riquezas y verse en la situación de los laodicenses, próximos a ser reprendidos y castigados.
Desafio y Aplicación
Hoy nuestro Padre Celestial quiere que todo cristiano aprenda, que si nos desviamos de su camino Él nos hará volver, no a nuestra manera sino a la manera de Dios, porque nos ama. El dinero es necesario, pero no hasta el punto de la riqueza innecesaria y excesiva, como lo dijo el proverbista: “...No me des pobreza ni riquezas; manténme del pan necesario; no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿quién es Jehová?, o que siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios” (Prov. 30:8).