Devocional Familiar:
Leer Jueces 6, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Nehemías 5:1-4
1Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos. 2Había quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir. 3Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre. 4Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas.
EL GRAN CLAMOR DEL PUEBLO
El pueblo de Judá, clamo a Nehemías diciendo el oprobio que estaban viviendo de parte de sus hermanos judíos. Recordemos que el gobierno Persa gobernaba en ese tiempo a Judá. Sin embargo, había diferentes niveles económicos entre los judíos, muchos de ellos no tenían para comer así que pedían prestado dinero a sus hermanos judíos ricos. Ellos entonces cobraban altos intereses, los cuales el pueblo no podía pagar. A tal grado que tenían que empeñar sus hijos y sus propiedades. Muchos decían que empeñaban sus tierras, viñas y sus casas para comprar grano, y otros hacían lo mismo para pagar el tributo del rey, esto nos muestra lo endeudados que estaban los judíos más pobres. Así que esto estaba llevando al pueblo a vivir de manera esclavizada. Proverbios 2:27 nos dice: “El rico se enseñorea de los pobres y el que toma prestado es siervo del que presta”.
Es triste contemplar en estos versículos la terrible situación de los judíos; ellos mismos siendo un solo pueblo estaban divididos por la codicia. Los ricos oprimían a sus prójimos con las altas demandas de intereses, en Deuteronomio 23:19-20 las Escrituras nos dice: “No exigirás de tu hermano interés de dinero, ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se suele exigir interés. Del extraño podrás exigir interés, más de tu hermano no lo exigirás”. Los ricos sabían que no debían cobrar intereses de sus hermanos necesitados, más si podían del extranjero. La situación económica era deplorable, y seguramente así también los corazones de los ricos. ¿Te has preguntado cómo Dios nos manda a ayudar al necesitado, y cuanto más a nuestros hermanos en la fe? En Deuteronomio 15:7-11, Dios nos ordenó: “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades en la tierra que Jehová tu Dios te da; no endurezcáis tu corazón ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre, sino que abrirás en el tu mano liberalmente, en efecto le prestaras lo que necesite” más adelante vemos como también nos dice que en el año séptimo se debería redimir al hermano de su deuda, y si no lo hiciere él podrá clamar a Dios contra él y se le contará por pecado.
Desafio y Aplicación
Hermanos, ¿cuándo hemos ayudado a nuestro prójimo hemos meditado en cuál es la intención de nuestro corazón? ¿En verdad lo hacemos en misericordia o estamos esperando ser beneficiados de alguna manera? Si la motivación de tu corazón no es la correcta, te animo a correr a Dios en arrepentimiento, y te animo a recordar el evangelio todos los días, de cómo nuestro Señor Jesús
nos liberó de nuestra deuda, producto de nuestros pecados, Jesús lo pago todo por amor a nosotros. Que el Señor sea exaltado en toda buena obra. Te animo a meditar durante el día en Zacarias 7:9-10: “Así habló Jehová de los ejércitos, diciendo: Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.”