Devocional Familiar:
Leer Levítico 9, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Galatas 5:25-26
25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
Andad por el Espíritu
La semana pasada vimos como Pablo anima a los Galatas a crucificar sus pasiones y deseos. En este versículo pablo continua con la misma idea. Pablo dice: si vivimos por el espíritu, andemos también por el espíritu. La palabra “andad” en griego hace referencia a algo constante o consistente es decir de vivir continuamente en el Espíritu. Es difícil entender que significa esto. Pablo nos ha dejado claro que lo opuesto a andar en el Espíritu es satisfacer los deseos de “la carne” (tendencias pecaminosas).
Lo primero que pensamos cuando leemos “andad en el Espíritu” es la idea de obedecer un impulso santo que proviene del Espíritu. Dios no es un Dios de confusión y el no se contradice por lo tanto el Espíritu Santo siempre nos va a animar ha hacer lo que El ya revelo en su Palabra. Por lo tanto andar en el Espíritu significa vivir bíblicamente. En esta interpretación el Espíritu Santo es un sinónimo de la Biblia.
Andar en el Espíritu es lo mismo que decir “vivan obedeciendo la Biblia”. Sabiendo que Pablo mismo esta precisamente enseñando que por nuestras propias fuerzas no somos capaces de obedecer la Biblia, podemos llegar a la conclusión que andar en el Espíritu incluye aspectos internos y externos. Por lo tanto, podemos definir el anadar en el Espiritu como El constante sometimiento a la influencia santa del Espíritu en oposición a la influencia pecaminosa de la carne. Esto sucede cuando un corazón regenerado se somete gozosamente a la guía, a los impulsos y a las instrucciones santas del Espíritu. El Espíritu Santo provee esta guía, impulsos e instrucciones usando las Sagradas Escrituras.
Desafio y Aplicación
En oposición, andar en la carne consiste en someterse a la influencia pecaminosa de la carne. Esto sucede cuando un corazón se somete a la guía, a los impulsos y a las instrucciones de la carne, los cual se provee usando la mentira. Por esto sabemos que andamos en el Espíritu cuando decimos no a la carne, y decimos sí a la influencia del Espíritu y la Palabra de Dios. Esto no es producto de nuestra fuerza de voluntad sino que es un fruto que el Espíritu hace crecer en nosotros. Te pregunto el día de hoy, ¿Te someterás gozosamente a la guía del Espíritu Santo o te someterás a los impulsos de la carne?