Devocional Familiar:
Leer Salmos 10, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Génesis 3:7- 11
“7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. 8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?”
La cobardía del pecado
En el día de hoy estaremos estudiando todo lo que desencadenó la caída del hombre, en la tentación del enemigo. ¿Quién puede decir que el pecado de Adán tuvo poco daño? Cuando era demasiado tarde, Adán y Eva vieron la locura de comer fruta prohibida. Vieron la felicidad de la que cayeron, y la miseria en la que cayeron. Vieron a un Dios amoroso provocado, su gracia y su favor perdidos. Veamos qué deshonra y qué problema es el pecado; hace travesuras donde sea que entre y destruye toda comodidad. Tarde o temprano traerá vergüenza; o la vergüenza del verdadero arrepentimiento, que termina en gloria, o esa vergüenza y desprecio eterno, a la cual los malvados se levantarán en el gran día. Veamos aquí cuál es comúnmente la locura de aquellos que han pecado. Se preocupan más por salvar su crédito ante los hombres que por obtener su perdón de Dios. Las excusas que hacen los hombres para cubrir y disminuir sus pecados son vanas y frívolas; como los delantales de hojas de higuera, hacen que el asunto nunca sea mejor: sin embargo, todos somos aptos para cubrir nuestras transgresiones como Adán. Antes de pecar, habrían acogido de muy buena manera las amables visitas de Dios; pero ahora se había convertido en un terror para ellos. No es de extrañar que se convirtieran en un terror para sí mismos, y llenos de confusión. Esto muestra la falsedad del tentador y los fraudes de sus tentaciones. ¡Adán y Eva ahora eran consoladores miserables el uno para el otro!
Observa la sorprendente pregunta, de Dios para Adán: “¿Dónde estás tú?”. Aquellos que por el pecado se desvían de Dios, deben considerar seriamente dónde están; están lejos de todo bien, en medio de sus enemigos, en la esclavitud de Satanás y en el camino de la ruina. Si los pecadores sólo considerarán dónde están, no descansarían hasta que regresaran a Dios. Como Adán, tenemos motivos para tener miedo de acercarnos a Dios, si no estamos cubiertos y vestidos con la justicia de Cristo. El pecado aparece más claramente en el cristal del mandamiento, por lo tanto, Dios lo puso ante Adán; y en ella deberíamos ver nuestras caras.
Desafio y Aplicación
El pecado es cobarde amados hermanos, el pecado solo trae vergüenza, dolor, amargura, decepción, destrucción. Siempre está buscando la oscuridad, el secreto, porque lo único que trae a nuestras vidas es deshonra. Solo en Cristo podemos encontrar verdadero perdón para nuestros pecados, sólo en Él encontramos salvación, sólo Él puede ser nuestro verdadero consolador. Es por esto que Adán y Eva eran miserables consoladores el uno del otro, porque estaban alejados de Dios por culpa del pecado, ahora por la cobardía del pecado se escondían de Dios. Hermanos, examinemos nuestros corazones y asegurémonos que el pecado no tenga cabida en nuestras vidas, que cada área de nuestro ser este gobernada por Cristo porque no hay manera que Dios habite en unas áreas y en otras no. Si estamos realmente en Cristo entonces Él gobierna toda nuestra vida, por completo, mas no la vergüenza que viene con el pecado.
Este devocional es un apartado adaptado de los comentarios bíblicos de Mathew Henry.