Devocional Familiar:
Leer 1 Crónicas 21, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Romanos 5:12-21
La vida que no pudimos vivir Él la vivió por nosotros. La muerte que debimos sufrir Él la sufrió por nosotros. La nueva vida que necesitamos Él nos la otorga.
Solamente la maravillosa gracia de Dios tiene el poder de transportarnos de la muerte a la vida. Simplemente no hay esfuerzo humano que pueda hacer esto. La salvación simplemente se escapa de nuestras manos. Una relación con Dios está fuera de nuestro alcance. La perfección moral es una montaña demasiado alta para escalar. Vivir para la gloria de Dios excede nuestra mejor motivación. La justicia y la sabiduría caen fuera de nuestra esfera de habilidades naturales. Por nosotros mismos no existe manera para que seamos lo que fuimos creados para ser. Todos nos quedamos cortos ante los estándares de Dios y todos merecemos Su castigo.
Si no entiendes ni aceptas la gravedad de tu condición y tu incapacidad para alterarla, la Biblia, y particularmente la obra de Cristo, no tendrán ningún sentido para ti. ¿Por qué Dios fue al extremo de enviar a Su Hijo a la tierra? ¿Por qué fue necesario que Jesús viviera una vida completamente perfecta por treinta y tres años? ¿Por qué fue necesario que caminara en nuestros zapatos y experimentara las mismas tentaciones que nosotros enfrentamos? ¿Por qué fue vital que Él sufriera y muriera? ¿Por qué era absolutamente necesario que resucitara? ¿Por qué? La respuesta a estas preguntas puede encontrarse al seguir el hilo que corre a través de la Biblia. Dios fue a este radical extremo porque no había otra manera. No solamente estábamos desesperadamente atrapados por el pecado, sin esperanza y siendo trágicamente culpables ante Dios, sino que también éramos totalmente incapaces de ayudarnos a nosotros mismos. Estábamos muertos en nuestros pecados —tan capaces de ayudarnos a nosotros mismos a salir de nuestra condición como un cadáver es capaz de salirse de su ataúd.
Tenía que haber un Salvador porque no teníamos la capacidad de salvarnos a nosotros mismos. Podemos huir de algunas situaciones, algunos lugares y algunas relaciones pero no podemos huir de nosotros mismos. No podemos escapar de quienes somos, lo que hemos hecho y lo que merecemos. La única esperanza es que Dios en amor y gloriosa gracia se acercó a nosotros para hacer lo que nosotros no podemos hacer.
Así que, Dios envió a Su Hijo para ser el segundo Adán. Él enfrentaría las tentaciones que Adán enfrentó, pero no fallaría. Obedecería perfectamente en donde Adán desobedeció y tomaría voluntariamente el castigo de Adán. El segundo Adán moriría en lugar de Adán y de sus descendientes. Cumpliría los requisitos morales de Dios y aplacaría Su ira y, al hacerlo, abriría de nuevo el camino para que tuviéramos una eterna relación con Dios. Todo lo que hizo Jesús lo hizo como un sustituto. Todo lo que hizo… lo hizo por ti.
Desafio y Aplicación
Te exhorto hoy a meditar en oración en el misterio de la piedad, el misterio de la encarnación de Dios, las buenas nuevas de la vida, muerte y resureccion de Cristo Jesus.
Para profundizar y ser alentado: Romanos 5:12-21
Fuente: Nuevas Misericordias, por Paul David Tripp