Devocional Familiar:
Leer 2 Reyes 10, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Salmos 115
Entender esto es esencial: La vida cristiana, la iglesia y nuestra fe no tratan sobre nosotros; tratan sobre Él —de Su plan, Su reino, Su gloria
En realidad, esta es la batalla de batallas. Para ninguno de nosotros es algo intuitivo. Es aquello que ocasiona vidas desastrosas y relaciones conflictivas. Es lo que desvía nuestros pensamientos y secuestra nuestros deseos. Es aquello que, más que cualquier cosa, refuerza nuestra necesidad de la gracia. Es aquella batalla de la que uno nunca podrá escapar. Es aquel lugar donde diez de cada diez necesitan ser rescatados. Es la batalla que Dios pelea a nuestro favor, para ayudarnos a recordar que la vida no trata solo de nosotros, trata de Dios —de Su plan, Su reino y Su gloria.
Esta es precisamente la razón de por qué las primeras palabras de la Biblia pudieran ser las más importantes: “Dios, en el principio”. ¿Por qué son tan importantes? Porque estas palabras cambian todo, desde la forma como piensas sobre tu identidad, tu significado y tu propósito, hasta la forma como abordas las tareas humanas más triviales. Todo lo creado fue hecho por Dios y para Dios. Todas las glorias del mundo creado fueron diseñadas para apuntar a Su gloria. El universo es Suyo, diseñado para funcionar de acuerdo a Su propósito y plan. Eso te incluye a ti y a mí. No fuimos hechos para vivir vidas independientes y autodirigidas. No fuimos creados para existir de acuerdo a nuestros pequeños planes egoístas, viviendo para nuestros propios momentos de gloria. ¡No! ¡Fuimos creados para vivir para Él!
¿Dónde se supone que la vida piadosa debe ser expresada? No solo en la dimensión religiosa de nuestras vidas, sino en cada aspecto de nuestra existencia. Me encanta cómo Pablo describe esto en 1 Corintios 10:31: “Ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”. Cuando Pablo piensa en el llamado a vivir para la gloria de Dios, no piensa primero en los momentos más espectaculares y espirituales de la vida. Aun las tareas más regulares e insignificantes de mi vida deben ser moldeadas y dirigidas por un deseo profundo por la gloria de Dios. Ahora, no sé tú, pero yo, en el ajetreo de la vida, pierdo de vista la existencia de Dios, ¡y más aún la existencia de Su gloria!
Desafio y Aplicación
Empecemos este nuevo año admitiendo que no hay nada que sea menos natural para nosotros que vivir para la gloria de otro. Esta admisión no conduce a la desesperanza, sino a la esperanza. Dios sabía que, como pecador, tú jamás podrías vivir de esta manera, así que envió a Su Hijo para vivir la vida que no podías vivir, a morir en tu lugar y a resucitar al tercer día, conquistando el pecado y la muerte. Hizo esto no solo para que fueras perdonado por buscar tu propia gloria, sino para que tuvieras toda la gracia necesaria para vivir para Su gloria. Cuando admites tu necesidad de ayuda, Dios te conecta con el rescate que ya ha provisto en Su Hijo, Jesús. Obtén esa esperanza y rescate el día de hoy.
Para profundizar y ser alentado: Salmo 115
Fuente: Nuevas Misericordias, por Paul David Tripp