Devocional Familiar:
Leer Juan 11, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Juan 17:23
“Yo en ellos, y tú en mí, para que
sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me
enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has
amado.”
Nuestra Unión con Cristo
Si este versículo describe la unión que existe entre nuestra
alma y el Señor, imagina cuán profundo y ancho es el río de nuestra
comunión con él. Esta unión no es un caño delgado por el que un
diminuto curso de agua se abre paso. No, es un río de asombrosa
profundidad y anchura con un importante aporte de «agua viva»
(Juan 7:38) que fluye a todo lo largo. «Mira que delante [de nosotros
él ha] dejado abierta una puerta» (Apocalipsis 3:8). No seamos lentos
al entrar en la ciudad de la comunión con él. La ciudad tiene «doce
puertas» y «cada puerta estaba hecha de una sola perla» (Apocalipsis
21:21) y cada una está completamente abierta por lo que podemos
entrar y estar seguros de ser bienvenidos. Si la ciudad solo tuviera una
tronera (pequeña hendidura a través de la cual se arrojaban flechas
desde los muros de las antiguas fortalezas) por la que se pudiera
hablar con Jesús, sería suficiente bendición, por lo menos, intercam- biar una palabra amable a través del estrecho agujero. ¡Pero cuánta
más bendición es contar con una entrada tan amplia, completamente
abierta!
Si el Señor Jesús estuviera alejado de nosotros y nos separara
un mar tempestuoso, anhelaríamos enviarle un mensajero con nues- tro amor y aguardaríamos con ansias que ese mensajero regresara,
trayéndonos noticias de la casa de nuestro padre. Sin embargo, ob- serva su bondad: él ha construido su casa al lado de la nuestra. Y aun
más, vive con nosotros, haciendo que nuestro pobre y humilde cora- zón sea su tabernáculo para poder tener comunión continua con no- sotros. ¡Cuán necios somos si no vivimos en continua comunión con
él! Cuando nuestro camino es largo, peligroso y difícil, no debemos
preocuparnos por cuán pocas veces se ven los amigos porque al vivir
juntos, ¿acaso Jonatán olvidaría a su David? Cuando un esposo se
va de viaje, su esposa podrá pasar varios días sin hablar con él; pero
no soportaría estar separada de él si supiera que está en una de las
habitaciones de su propia casa. De manera que, tú que eres cristiano,
¿por qué no te sientas al «banquete, [donde] bebían vino» (Ester 5:6,
RVR 1960). «Buscad a Jehová» porque «está cercano» (Isaías 55:6,
RVR 1960). Abrázalo, porque es tu Hermano. Aférrate a él porque es
tu Esposo y llévalo cerca de tu corazón porque él es tu propia carne y
tu propia sangre.
Desafio y Aplicación