Devocional Familiar:
Leer 2 Samuel 7, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Lucas 16:24-26
“24Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.”
El hombre rico y Lázaro: Contraste en la eternidad
En el texto de hoy oímos el clamor por misericordia del hombre rico. Es irónico que ahora aquel que no tuvo misericordia ni mostro compasión reclama a Abraham que haga con el lo que el nunca hizo. Cuando llama a Padre Abraham, vemos que el hombre rico buscaba identificarse como un hijo de Abraham, o sea un judío, pero no había vivido como Abraham, no era un verdadero hijo de la fe. Pero no solo clama por misericordia, sino que en su arrogancia pide que Lázaro sea enviado al Hades para refrescar su lengua con la punta del dedo mojado. El hombre rico en vida ni siquiera le dio de las migajas de pan que caía de la mesa de su banquete, ahora sentida el tormento y la desesperación que será una eternidad en el Hades. Lázaro había sido lamido por perros en la tierra, ahora era las llamas de fuego que lamian y atormentaban al hombre rico.
Abraham le respondió a la petición del hombre rico diciendo, “Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.” Era imposible que Lázaro pasara a donde estaba el hombre rico. Esta gran sima era como aquella puerta que separaba al hombre rico de Lázaro en la vida, con la diferencia que el hombre hubiese podido abrirla para cuidar de Lázaro, pero nunca lo hizo. Del tormento eterno del infierno no hay alivio ni fin. El hombre rico ahora enfrentaría sufrimiento por toda la eternidad, mientras que Lázaro disfrutaría de consolación eterna. No hay probatoria, no hay purgatorio, no hay espera y lo más temible no hay fin del castigo eterno. En Hebreos 9:27 leemos, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”.
Desafio y Aplicación
¿Dónde se encuentra tu esperanza? Pablo le escribió a la iglesia en Corinto las siguientes palabras, “Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:2). No esperes hasta mañana si aun necesitas arreglar las cuentas con Dios, confía plenamente en Cristo para salvación y recibe la gracia de Dios de vida nueva en El. Te animo a que te aferres a la promesa de que sin importar el sufrimiento que tendremos que pasar en esta vida, la consolación que recibimos y recibiremos de parte del Señor siempre será mucho mejor.