Devocional Familiar:
Leer 2 Samuel 13, orar y cantar juntos
Devocional Personal: Lucas 18:4
“4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,"
Persiste en tu oración
En el versículo anterior vimos como la viuda se presentaba constantemente delante del juez injusto, para que este contestara a su petición. Después de algún tiempo nos dice el versículo 4, que para el juez fue molestoso verla siempre ante él, pidiendo que actuara ante su problema. Es interesante ver como Jesús, señala que este juez injusto reconoce dentro de sí, que él, no tenía temor a Dios ni a los hombres. Este era un juez impío, sin ningún respeto por nadie, sin ningún afecto por los vulnerables. La viuda, sin embargo, persistió muchas veces, no desmayo, ni descanso ante la petición que tenía hasta que este juez injusto le respondiera. Después de tanta perseverancia, el juez injusto respondió a la petición de la viuda, pero de mala gana, respondió porque la viuda ya lo tenía cansado y le era ya molesto escucharla.
¿Cuándo te diriges en oración a Dios, piensas que Él es un juez injusto? ¿Que Dios no te escucha, o que no responderá a tu petición? Dios no es un juez injusto. Nuestro Dios es un juez justo y maravilloso (Sal 99:4), que ama escuchar las peticiones de sus hijos y actuar a favor de ellos (Sal 145:18, Fil 4:6-7). Si aquel juez injusto escucho la petición de la viuda, cuanto más nuestro Dios quien es un juez de perfección, de buen carácter, ¿no escuchara las peticiones de sus escogidos? Quizá a veces pareciese que Dios no quiere responder a nuestras peticiones, y nos desanimamos en el proceso. Sin embargo, recordemos que oramos y pedimos no para cambiar a Dios ante nuestra situación, pero para que se haga su voluntad en nosotros, la persistencia de nuestras oraciones hace que seamos conformados más al carácter de Cristo y encontremos contentamiento. (1 Tes 5:16-18).
Desafio y Aplicación
Te animo en este día a meditar en el carácter de tu Dios. Recuerda que nos acercamos ante un juez que nos ha declarado justos delante de Él por medio de nuestro abogado Cristo, quien es nuestro Señor y Salvador. Oramos a un juez que cuida, está a favor y por sus hijos. Ante este tenemos acceso permanente mediante Cristo y Él tiene interés personal en escuchar nuestras peticiones. Dios es un juez que obra con justicia y obra a tu favor. Medita en Colosenses 4:2: Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.