Devocional Familiar:
Leer Levítico 23, orar y cantar juntos
Devocional Personal: 1 Tesalonicenses 1:4-5
“Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros.”
Escogidos por Dios
Pablo en otras palabras le está diciendo a la iglesia de Tesalónica que ellos fueron escogidos por Dios. Ya que el evangelio no se les fue predicado solamente con palabras del apóstol, sino también con demostraciones del poder de Dios. Con el Espíritu presente permitiendo que todas estas cosas pasaran por la gracia de Nuestro Señor. Pablo con mucha humidad y amor les recuerda el cuidado que él tuvo con ellos, buscando el bienestar de ellos.
Cuando contamos nuestros testimonios a otros a veces comenzamos diciendo, “cuando nos convertimos” o “cuando llegamos a Cristo”, entre otras cosas. Pero es importante recordar este detalle y que nunca se nos olvide, fue Dios quien nos escogió a nosotros. Gracias a este acto caemos rendimos a sus pies, conscientes de nuestros pecados, pidiendo perdón por todas nuestras transgresiones y poniendo toda nuestra fe en su Hijo. Solo por Su gracia comienza nuestra transformación y comenzamos a entender su Palabra. El evangelio es una real locura entenderlo sino tenemos a Cristo en nuestras vidas.
Gloria a Dios por poner sus ojos en nosotros, especialmente luego de nuestra horrenda traición en nuestra vida pasada. Gracias a su amor por nosotros, por el sacrificio que hizo por la humanidad, hoy es posible tener una relación con Nuestro Señor. No menospreciemos este regalo tan especial que Él nos ha dado, no lo despreciemos, especialmente cuando el Creador de este mundo se ha detenido por un momento para tocar nuestros corazones y abrir nuestras mentes a la única Verdad
Desafio y Aplicación
Nuestras vidas ya no son nuestras, nuestro rumbo descabellado ha culminado, Jesús ha pagado un costo muy alto por nuestra salvación y ahora nos toca servirle eternamente con todo el gozo que proviene de nuestro nuevo corazón. Gloria a nuestro Padre Celestial por adoptarnos y hacernos suyo. Por esto les pido hoy que meditemos en esto: Nosotros realmente somos hijos de Dios. “Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.” (Juan 1:12-13)